'Sport Technology', eso es lo que significan las siglas ST que distinguen a los Ford más deportivos en Europa, con permiso del futuro Focus RS que está a punto de llegar. La saga del Focus ST comenzó en 2002 con el 170 caballos, para saltar a los 225 del motor de cinco cilindros y 2.5 litros de la segunda generación. Ahora se sigue utilizando el 2.0 Ecoboost de 250 caballos que estrenó la actual generación pero tras la puesta al día estética y mecánica de toda la gama el ST también ha sufrido algunas modificaciones a pesar de mantener el motor Ecoboost con la misma potencia. Esas modificaciones han permitido rebajar el consumo y emisiones y ahora pasa a pagar el 4,5% de impuesto de matriculación en lugar del 9,75 como hasta ahora.

En el interior encontramos los mismos cambios que se han introducido en el Focus, con una nueva consola central mejor organizada, navegador con pantalla de ocho pulgadas y un volante con la parte inferior ligeramente plana, algo imprescindible en un modelo de vocación deportiva. Pero lo realmente sobresaliente son los magníficos baquets Recaro de cuero, magníficos si no mides más de 1,80 y índice de masa corporal es 'óptimo', vamos que si estás un poco pasado de peso no entras en ellos, así que si quieres un Focus ST tendrás que ponerte a dieta.

La novedad es la incorporación de la denominación TDCi a las siglas ST porque ahora también está disponible en Diesel. El 2.0 litros turbodiesel que en el Focus 'normal' llega hasta los 150 caballos en el ST alcanza los 185 CV gracias a los cambios en la admisión, escape y toda la gestión electrónica. Además, resulta sorprendente su consumo homologado, sólo 4,4 litros por lo que su nivel de emisiones se queda en 110 gramos/kilómetro y se ahorra el impuesto de matriculación. Su sonido no es tan estimulante y agradable como el del bloque gasolina y se nota que es un Diesel a pesar de su excelente rendimiento. El gasolina es una verdadera delicia, con una elasticidad y suavidad magníficas si se quiere conducir con tranquilidad pero con todo el carácter que se espera de un Ford con las siglas ST.

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Además de los cambios exteriores que son evidentes y que gracias al kit aerodinámico diferencia a los ST de los Focus 'tranquilos', tanto el gasolina como el Diesel comparten numerosas mejoras en el chasis. Entre esos cambios están las llantas de 18 pulgadas de serie, aunque existen la opción de unas de 19'' que incluyen frenos de disco de mayor tamaño, nuevos ajustes de la dirección eléctrica, amortiguadores más duros en las cuatro ruedas y muelles más firmes sólo en las traseras y una nueva reprogramación del control de estabilidad y del Torque Vectoring, que actúa sobre los frenos para mejorar la trazada en curva.

El nuevo Focus ST mantiene esa cualidad por la que ya destacaba el primero, su facilidad de conducción. Es un coche con el que se puede ir muy rápido sin que necesidad de ser un magnífico conductor. Ni siquiera cuando se le fuerza sus reacciones son violentas y siempre transmite una agradable sensación de control y deportividad. Las suspensiones son duras pero ni siquiera después de haber hecho casi 200 kilómetros resultan incómodas o hacen sufrir a sus ocupantes.

Los precios arrancan en los 32.875 euros del gasolina cinco puertas pero si queremos la motorización Diesel tendremos que pagar 450 euros más, 33.325 euros a pesar de ser claramente más lento. Con cualquiera de las dos motorizaciones el sobreprecio por el Sportbreak es de 950 euros. El equipamiento de serie es bastante completo pero la lista de opciones es larga, ya sea individuales o en paquetes ya que elementos como el sistema 'manos libres' sin llave cuesta 300 euros, las pinzas de freno rojas, 200 euros, la rueda de repuesto de tamaño normal 150, el color amarillo Sport 1.250 euros. La lista de opciones también abarca a las ayudas a la conducción como el control de crucero, alerta de cambio de carril o control de ángulo muerto, con lo que si queremos un Focus ST gasolina bien equipado de verdad, similar al amarillo de las fotografías, tendremos que pagar más de 40.000 euros.

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