VW ha decidido que ha llegado el momento de que el Polo marque diferencia de calidad respecto al resto de utilitarios del segmento. Para ello no se ha complicado la vida abigarrando su imagen exterior ni interior, que tan sólo ha sufrido ligerísimos retoques.

En lo que sí se ha centrado es en mejorar las posibilidades de equipamiento del mismo de manera muy importante, hasta el punto de incluir hasta cuatro elementos que se consideran novedad absoluta entre los utilitarios urbanos; como son la suspensión regulable, los faros de LED, el control de crucero adaptativo y el sistema multimedia mirroro lynk.

En el aspecto mecánico se suma al carro marcado con la Euro VI al reducir el consumo general de la gama en un 21%, para lo cual ha renovado todos los motores del vehículo, y decimos bien; todos.

Superado el primer impacto visual en el que los leves retoques le dan una apariencia de coche ligeramente mayor, en el interior descubrimos dos de las novedades más importantes que lo acercan definitivamente a su hermano mayor el Golf; la primera se trata del volante opcional multifunción heredado directamente de éste y la segunda la nueva pantalla multimedia de gran tamaño con función de pre-touch, que identifica el botón que queremos pulsar sin que lleguemos a tocar la superficie de la misma con el dedo.

Volviendo al apartado mecánico, la nueva gama Polo se estructura ahora en torno a bloques de tres cilindros, con uno alimentado por gasolina en variantes de 60 y 75 caballos y otro Diesel también tricilíndrico 1.2 en versiones de 75 y 90. La oferta gasolina se completa con un TSI de cuatro cilindros en 90 o 110 caballos. En total conforman una gama de seis motores, cuatro gasolina y dos Diesel, que crecerá en verano con una nueva variante de 105 caballos.

De la misma manera, en junio llega el BlueGT de 150 caballos con desconexión automática de cilindros y en octubre el GTi de 192 caballos y el R Line.

Basta con subirse al puesto de conducción para percibir las mejoras del Polo, detalles como el nuevo volante asimétrico multifunción o la consola con la gran pantalla nos hacen dudar si no estamos realmente a bordo de un Golf; jamás habíamos conducido un Polo tan compacto y redondo como este. Con las mismas cotas de habitabilidad interior, en línea con la competencia directa, descubrimos un rodar muy firme y estable, en el que destaca la estabilidad lineal de la dirección, con un tren delantero que pisa muy preciso y diligente con nuestras órdenes.

He de confesar que esperaba algo más de la suspensión regulable en dos grados de dureza –Sport y Comfort–, pues no resulta muy sencillo percibir la direrencia entre uno y otro modo, aunque también hay que decir que con un precio inferior a los 350 euros, es un gadget más que recomendable.

Durante nuestra toma de contacto nos hemos centrado en dos variantes de tres cilindros; el gasolina 1.0 de 75 caballos y el Diesel 1.2 de 90. En ambos casos nos ha sorprendido cómo VW ha sido capaz de suavizar la elevada rumorosidad y las vibraciones características de este tipo de propulsores, hasta el punto de que a regímenes medios de giro no resultan casi imperceptibles.

El motor de gasolina se muestra algo limitado –como es lógico– quedando reservado para un uso eminentemente urbano, pues además está acompañado de un cambio algo largo en sus relaciones que penaliza aún más las recuperaciones. En cambio, la variante Diesel de 90 caballos nos ha gustado, y mucho. Elástico y brillante nos permite hacer un uso intensivo del automóvil sin la menor limitación, y con un asombroso consumo de 3,4 litros a los 100 kilómetros, que se reduce hasta los 3,1 en su equivalente de 75 caballos.

Los motores gasolina de cuatro cilindros tienen la posibilidad de montar cambio secuencial DSG de doble embrague de forma opcional, si bien durante una breve toma de contacto con el 110 caballos no acabó de convencernos al resultar algo brusco, probablemente un problema de la unidad conducida.

En conjunto, el hermano pequeño del Golf ha pegado un buen estirón que lo posiciona a sólo un paso del citado compacto, y con un extraordinario precio de partida de 9.600 euros con descuentos que puede hacer que nos lleguemos a plantear si merece la pena pagar por Golf.

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