Cuando hablamos de Sete Gibernau, hablamos de uno de los grandes rivales de Valentino Rossi en una de sus épocas más dulces, sino la que más y, siendo honestos, uno de sus rivales más duros. De hecho, Honda tuvo la encrucijada de tener que escoger a quién darle una moto totalmente oficial y entre Max Biaggi y Sete escogieron la opción el español.
Pero hoy se ha hecho historia por partida doble desde su retirada como piloto de carreras en 2009. En primer lugar, por la primera carrera de la historia de MotoE disputada en el circuito alemán de Sachsenring en el marco del Mundial de MotoGP, pero en segunda instancia porque tras 10 años y con un Sete con 46 años, se ha vuelto a subir a una moto de carreras para disputar un fin de semana.
Es justo también decir, que es un fin de semana ligero el que ofrece el campeonato de MotoE, pero a sus 46 años y después de 10 años de no coger una moto de competición, haber logrado acabar noveno en la carrera inaugural se puede calificar de éxito para un piloto que llegó a competir contra Valentino Rossi dentro de la formación de Fausto Gresini y que disponía de material de fábrica de Honda, cuando el equipo oficial de los japoneses no estaba al nivel que lo está actualmente.
Cabe destacar la importancia de aquello. Para que nos hagamos una idea es como si hoy en día Cal Crutchlow o Takaaki Nakagami empezasen a ganar carreras y fuesen candidatos reales a ganar el Mundial. Eso es lo que hizo Sete entre las temporadas 2003 y 2005, poniendo contra las cuerdas a la mejor versión de Rossi, obligándole a hacer jugarretas propias del italiano cuando se ve muy presionado, como cuando en Sepang le propinó la famosa patada a Marc Márquez.
Por todo ello, es bueno para el motociclismo español, pero también mundial que una figura como la de Sete Gibernau vuelva a enfundarse el mono y el casco para saltar las pistas que conforman el campeonato de esta MotoE que corre con motos completamente eléctricas. Fenómeno similar al de la Fórmula E ideada y dirigida por el empresario español Alejandro Agag.
