Ford Brasil ha rodado una serie de vídeos para promocionar el nuevo Fusion, la berlina que en Europa conocemos como Mondeo, en los que Nigel Mansell y Nelson Piquet se vuelven a batir en duelo sobre la pista.

En su primera temporada juntos, 1986, Mansell batió claramente a Piquet sobre el asfalto. El británico se hubiera proclamado Campeón del Mundo de no haberle estallado aquel fatídico neumático trasero en Adelaida, la última carrera del año. Mansell ganó el primer asalto pero no logró el ansiado Título.

En 1987 la guerra particular entre los pilotos de Williams siguió 'in crescendo'. Mansell tuvo detrás suyo a toda Gran Bretaña empujando para que ganara tal y como quedó patente en Silverstone cuando Mansell y Piquet protagonizaron un duelo épico del que el británico salió vencedor demostrando su velocidad pura.

En el GP de San Marino de 1987 Piquet sufrió un accidente que le dejó algo tocado en el resto de la primera mitad de la temporada. Piquet, al verse en desventaja con su compañero de equipo, orquestró una campaña de rumores y declaraciones única y exclusivamente para desestabilizar al británico. Mansell no estaba preparado para esa guerra sucia, sin embargo, si era capaz de ganar sobre la pista de forma limpia.

Esa guerra psicológica surgió efecto y Piquet consiguió lo que tanto deseaba, desconcentrar a Mansell. El piloto británico cometió dos errores de pilotaje a raíz de la presión a la que Piquet le había sometido. En primer lugar en Spa-Francorchamps se impacientó a la hora de adelantar al Lotus-Honda de Ayrton Senna y terminó colisionando con el brasileño. Su Williams-Honda era claramente superior, podía haberse tomado la maniobra con más calma pero optó por arriesgar demasiado en la primera vuelta.

En la última carrera del año, en el circuito japonés de Suzuka, Mansell quiso conseguir a toda costa la Pole Position y eso le llevó a sufrir un brutal accidente en el que se lesiono una vértebra y le entregó el Título en bandeja a Piquet. El propio brasileño habló sobre su triunfo de 1987 como: "Una victoria para el afortunado y no para el estúpido".

Sir Frank Williams, cuando habló sobre esas dos temporadas, recordó que no fueron nada fáciles. "Tuvimos un problema, algo que ya había ocurrido a muchos equipos a lo largo de la historia de este deporte. Eran dos pilotos muy competitivos y ambos salían en cada GP a ganar. Aunque esto implicara sufrir grandes tensiones, no podía decirle a uno que un fin de semana no iba a ganar para darle el favor al otro. En la pista los dos se respetaban uno al otro, fuera de ella se mostraban fríos y a veces algo toscos entre si" declaró el británico.