Los automóviles modernos no están diseñados para aguantar tantos kilómetros como en el pasado y eso es algo que ya habrán experimentado muchos conductores, pues ya sea por algún problema electrónico o mecánico, el tiempo de relación entre su coche y él se ha acabado. Quizás algunos echen en falta esos robustos propulsores turbodiésel que sin recurrir al sistema de inyección por conducto común (common-rail) presumían de fiabilidad y resistencia, como así atestigua este ejemplar.

Duro de pelar

Desde L’argus se han hecho eco de un caso llamativo que nos afecta en cierto modo a nosotros ya que el vehículo tiene procedencia española, y no francesa. Se trata de un Seat León de primera generación que sigue dando un rendimiento notable pese a presentar en su carné de identidad casi 20 años de edad. Bien es cierto que podía pasar por cualquier taxi de la época, pero el propietario del compacto es un conductor particular que, al igual que este colectivo, ha cuidado minuciosamente su mecánica para que siga en pie.

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L'argus

El gran protagonista de este ejemplar de color negro, adquirido en el 2000, es el propulsor turbodiésel 1.9 TDI de 110 caballos, es decir, un viejo conocido entre todos los propietarios que han tenido un automóvil del Grupo VAG. En esta ocasión, el dueño ha recorrido un total de 869.000 kilómetros desde su compra y afirma que uno de los grandes secretos de esta longevidad está en parte relacionado con el hecho de que él es "el único conductor".

También asegura que es muy respetuoso con la mecánica, ya que el embrague se ha reemplazado solo una vez, a los 660 000 km, además de las llamadas piezas de desgaste estándar, ya sean los neumáticos, la batería, los amortiguadores y los frenos. Otros cambios realizados afectan tanto al radiador como al catalizador.

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Piezas originales

Por otro lado, sorprende que el escape y el silenciador sigan siendo originales, al igual que la tapicería. No obstante, existen algunos componentes importantes de la mecánica que ya comienzan a dar síntomas de fatiga como así ocurre con el turbocompresor, el cual pierde rendimiento en las subidas. Pero lo más importante de todo es que el ‘corazón’ del León sigue latiendo con energía, como si fuera “un luchador”. Para terminar, su conductor comenta que no está listo para separarse de su compacto catalán y no es para menos después de haber recorrido todos esos kilómetros juntos.

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Borja Díaz

Especialista en temas de motor y tecnología. Apasionado de la mecánica y las cuatro ruedas desde niño, ahora trato de transmitir mis experiencias a todo aquel que disfrute con el olor a gasolina, la velocidad, el placer de conducir, el diseño y el sonido de esos motores que nos ponen los pelos de punta