En un mercado en el que cada vez es más difícil encontrarse con automóviles de verdad pues tanto los SUV como los vehículos híbridos y eléctricos han cobrado especial protagonismo, ha llegado Toyota y ha lanzado uno de esos coches que harán que cualquier entusiasta del mundo del motor saque su teléfono móvil para comprobar si en su cuenta bancaria cuenta con el dinero suficiente como para poder permitírselo. Por supuesto hablamos del GR Yaris, un utilitario deportivo único en su especie que ha llegado para quedarse por lo que, ¿a qué esperamos para probarlo?

Ligado al mundo del motorsport

El responsable de la llegada de este coche es el equipo Gazoo Racing pues con su desarrollo y comercialización –Toyota tiene pensado fabricar 25.000 unidades anuales– tienen más cerca convertir el coche de rallyes de la categoría R5 en realidad. Y es que el GR Yaris tiene la base perfecta para crear un automóvil de competición con un chasis que nace fruto de la unión de dos plataformas diferentes, la del Yaris estándar y la del Corolla, con una mecánica turboalimentada de tres cilindros, una caja de cambios manual de seis relaciones y un sistema de tracción integral permanente que promete grandes dosis de motricidad y mucha diversión, especialmente si se apoya en los diferenciales Torsen. Todo ello en un conjunto que es 5,5 centímetros más largo (3,99 metros), 6 más ancho (1,80) y 1 cm más bajo (1,46) que el Yaris estándar, con una distancia entre ejes prácticamente calcada, siendo esta de 2,55 metros.

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Diego Rueda//Car and Driver

Delante de nosotros tenemos un vehículo que llama la atención a distancia y eso es por la imagen tan agresiva que exhibe, propiciada por el uso de diferentes componentes con respecto al Yaris normal y es que esta versión GR apenas utiliza los grupos ópticos del utilitario japonés pues el resto es exclusivo. Por un lado, tenemos estos paragolpes con unas generosas entradas de aire, el capó realizado en aluminio, las aletas ensanchadas, las llantas de 18 pulgadas, el techo de polímero reforzado con fibra de carbono, los faldones laterales y las puertas –también de aluminio– sin marco. Pero, quizás, lo más destacado del coche sea su zaga, con una vía trasera que gana casi 4 centímetros gracias a la adopción de la plataforma GA-C del Toyota Corolla, lo que también le ha permitido adoptar una suspensión trasera de doble horquilla –en el Yaris es de ruedas tiradas–. Dicho esto, cuenta con un paragolpes específico, un portón de aluminio, un alerón llamativo y, como no, dos atractivas salidas de escape que son mucho más bonitas que sonoras.

El bloque de tres cilindros es mucho más silencioso de lo esperado.

Cuando nos trasladamos al interior de nuestra unidad de pruebas descubrimos que la receta utilizada en el exterior aquí es diferente ya que el habitáculo es prácticamente el mismo que el del Yaris y eso significa que nos encontramos con un puesto de conducción algo elevado –dadas las aspiraciones deportivas del coche–, un sistema de infoentretenimiento con una pantalla táctil de 8 pulgadas, un climatizador bizona y unos materiales correctos –plásticos duros en la mitad inferior del salpicadero–. Pero claro, el equipo de Gazoo Racing tenía que aportar su toque diferencial y este lo notamos con la presencia de unos asientos deportivos que recogen muy bien el cuerpo, un volante de tres radios específico, un cuadro de instrumentos analógico exclusivo de esta versión, pedales de aluminio, el freno de mano convencional y, sobre todo, el cambio manual y el mando específico para gestionar el sistema de tracción total. Todo ello con unas costuras de color rojo, unos paneles de las puertas terminados en Alcantara y los diferentes logos GR.

Algo realmente distinto

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Diego Rueda//Car and Driver
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Diego Rueda//Car and Driver

Las plazas traseras, por su parte, no son las más generosas, aunque eso no importa pues esta versión otorga especial protagonismo al conductor. No obstante, el Toyota GR Yaris está homologado para cuatro adultos por lo que dos personas podrán viajar en estos asientos posteriores, aunque no recomendamos afrontar un trayecto muy largo por su comodidad y la falta de visibilidad. El espacio para los hombros es correcto, pero no ocurre lo mismo con el de las rodillas y, especialmente, el de la cabeza ya que un adulto de 1,80 metros de altura notará el roce de su pelo con el techo e incluso tendrá que agacharse ligeramente. Con respecto al maletero, hay que destacar que ha perdido espacio principalmente porque la firma japonesa ha optado por colocar la batería del coche debajo de la bandeja para así repartir mejor los pesos del GR Yaris. Esto provoca que la capacidad total sea de tan solo 174 litros por los 286 del utilitario.

Es en torno a las 4.500 rpm cuando descubrimos que este bloque es una auténtica bomba.

Lo realmente importante viene ahora, cuando nos ponemos a los mandos de este pequeño cohete con ruedas y es que las sensaciones que te deja es que realmente es un coche deportivo encerrado en una pequeña carrocería con el que podrías hacer frente a muchos automóviles de alto rendimiento de mayor entidad, sobre todo en las curvas, donde el GR se encuentra realmente como en casa. En este escenario sale a relucir una puesta a punto del chasis brillante, unos frenos que responden a las mil maravillas y que no parecen conocer el termino fatiga (discos ventilados de 356 mm delante y 297 mm detrás), así como una dirección que nos permite poner el ‘morro’ del coche allá donde queramos con una rapidez y una precisión sobresaliente. Esta última tiene un tacto mucho mejor que en el utilitario, con el peso adecuado, aunque no le gusta comunicarse demasiado con el conductor para así conocer cuánto agarre le queda al tren delantero.

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En líneas generales el Toyota GR Yaris se siente muy neutro, gracias en parte a su tracción total permanente, pero eso no impide que si abusamos mucho del acelerador y pretendemos tomar una curva a un ritmo muy elevado notemos una cierta tendencia subviradora, especialmente si va calzado con los neumáticos Dunlop SP Sport MAXX 050 –en medidas 225/40 R18– que monta nuestra unidad de pruebas (con el piso mojado se magnifica este efecto). No obstante, el tren trasero quiere ayudarnos en todo momento y eso se nota cuando aceleramos con contundencia a la salida de un determinado giro pues el coche tiende a recuperar su trayectoria. Quizás la nota más negativa en una carretera de curvas venga con la ubicación del espejo retrovisor central y es que en los giros a derechas resta mucha visibilidad.

'Matagigantes' en pista

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No es de extrañar que Toyota quiera utilizar este propulsor turboalimentado de tres cilindros y 1.6 litros en la versión de rally de la categoría R5 porque su respuesta es sensacional. En este GR ofrece 261 caballos de potencia a 6.500 vueltas y un par máximo de 360 Nm, lo que es sinónimo de diversión ya que este conjunto nos regala un empuje contundente una vez superamos las 3.000 vueltas. Sin embargo, es en torno a las 4.500 rpm cuando descubrimos que este bloque es una auténtica bomba con una pegada llena de energía que se mantiene constante hasta cerca de la zona roja del cuentarrevoluciones. No obstante, no es oro todo lo que reluce ya que no es un motor que se sienta especialmente cómodo a bajo régimen, pero claro, todo cambia por completo cuando el turbocompresor nos da lo mejor de sí y nos deja pegados contra el asiento.

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Uno de sus grandes aliados es una caja de cambios manual de seis velocidades –la misma que monta Lotus en los Evora y Exige –que nos brinda una experiencia brillante. Esto lo decimos porque presenta unos recorridos cortos, muy marcados y un tacto mecánico que nos lleva a utilizar el cambio más de lo que deberíamos simplemente por el puro disfrute de poder cambiar de marchas por nuestra cuenta en un coche de estas características. Y qué decir de la tracción total permanente del GR Yaris, que garantiza una excelente motricidad y que nos permite regular el reparto de par en cada eje con los tres modos que presenta: Normal, Sport y Track. El primero de ellos reparte el par en un 60% delante y un 40% detrás, el segundo tiene una configuración 30-70 y el tercero lo reparte por igual, es decir, 50-50. Las diferencias entre uno y otro no son muy acusadas ya que el comportamiento del coche es prácticamente el mismo. Independientemente del modo elegido, especialmente en el Sport con su desviación al eje trasero, no es un coche con el que vayamos a realizar buenas derrapadas, sino más bien uno con el que haríamos un tramo realmente rápido y con una sonrisa de oreja a oreja.

La caja de cambios manual de seis velocidades nos brinda una experiencia brillante.

Eso sí, todas estas cualidades tienen un precio y no hablamos de los 32.900 euros que vale este coche, sino del consumo de combustible. Según Toyota, el GR Yaris –con sus 1.280 kilos– homologa un gasto medio de 8,2 litros de gasolina a los 100 kilómetros, que se pueden conseguir perfectamente e incluso mejorarlos si realizamos una conducción suave y relajada, aunque este coche te pide guerra y abusar del acelerador, por lo que será muy habitual ver más de 10 litros de media en el marcador.

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Para aquellos que quieran utilizar su GR Yaris de forma más asidua en el circuito, la marca japonesa pone a su disposición un paquete opcional (Circuit pack) que trae consigo una serie de cambios muy interesantes, enfocados a sacar el máximo potencial del coche. Nos referimos a los diferenciales Torsen en ambos ejes, una suspensión más firme, unas llantas forjadas BBS de 18 pulgadas, pinzas de freno en color rojo y unos neumáticos Michelin Pilot Sport 4S en medidas 225/45 R18. Todo este conjunto cambiará el comportamiento del coche y te hará mejoras los tiempos por vueltas, pero habrá que pagar 5.000 euros por él, que se suman a los 32.900 euros ya mencionados. Y este será el único extra que podamos añadir a nuestro GR Yaris pues no hay más opciones disponibles, ni siquiera en lo referido a los asistentes y ayudas a la conducción, aunque cabe destacar que este coche no va descalzo en este sentido ya que incluye el control de crucero adaptativo inteligente, cámara de visión trasera, reconocimiento de señales de tráfico, y el asistente de cambio de carril.

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Diego Rueda//Car and Driver

Este equipamiento es muy agradecido en viajes largos por autopista ya que ofrecen al conductor unas facilidades que no esperaría en un coche de este tipo. El control de crucero adaptativo funciona realmente bien y nos permite relajarnos en cierto modo, aunque puestos a pedir la marca podía haber incluido un detector del ángulo muerto. Sin embargo, la relajación nunca es total y no lo decimos por los múltiples pitidos de las ayudas electrónicas, sino por la insonorización del GR Yaris. Con sus pretensiones deportivas, Toyota no ha prestado especial interés en el aislamiento y eso se nota cuando circulamos a velocidades elevadas por autopistas pues el ruido por rodadura se deja notar y también el provocado por la resistencia al aire. El motor, por su parte, siempre se insinúa ya que el sonido está amplificado en la cabina, pero no en el exterior y es que el bloque de tres cilindros es mucho más silencioso de lo esperado.

Todo un regalo...

En definitiva, Toyota lo ha clavado, ha creado un coche realmente emocionante con unas características únicas y un diseño muy atractivo. Una máquina dirigida a cualquier amante del motor, que es manejable en ciudad, relativamente cómodo pese a la dureza de su suspensión, muy estable en autopista a velocidades elevadas y, sobre todo, una maravilla en carreteras de curvas. Es probable que ya hayas pensado en lo que le vas a pedir a los Reyes Magos, pero, si puedes permitírtelo, aún estás a tiempo de cambiar tu carta y, créeme, no te arrepentirás de haberlo hecho.

A favor: Comportamiento, motricidad, respuesta del motor, tacto del cambio.
En contra: Visibilidad, plazas traseras, maletero, insonorización, sonido del escape.