En Manor han sido de los primeros en afirmar que preferirían que la revolución normativa llegase en 2018 debido al gran esfuerzo que supone para un equipo pequeño este cambio, según las palabras de su director técnico, John McQuilliam.

"Será todo un desafío para nosotros. Hubiésemos deseado el cambio de reglamento un año más tarde. Esto significa que no habrá partes que podamos utilizar en el nuevo coche por lo que tendrá que ser completamente nuevo y sin suficientes recambios preparados para la primera carrera. Cada pieza será nueva para el año que viene y para un equipo pequeño como el nuestro es más fácil fabricar en serie que en paralelo", ha declarado McQuilliam para el portal web F1i.com.

A pesar de la magnitud de los cambios, el británico cree firmemente que todavía hay espacio para llevarlo a cabo de manera satisfactoria. "Hay tiempo suficiente. Hemos sabido con antelación el reglamento, aunque ha habido un poco de incertidumbre sobre si lo acordado a principios de año era transferido al siguiente. Creemos que será así por lo que hemos trabajado en la dinámica de fluidos computacional y en el túnel del viento, así que tenemos un pequeño programa de desarrollo en funcionamiento para 2017. Se trata de buscar el equilibrio en el tiempo que gastamos entre 2016 y 2017 pero hay el suficiente para realizarlo", ha finalizado el británico.

La nueva normativa de la Fórmula 1 tiene por objetivo lograr coches más veloces y espectaculares para el aficionado. Se buscar ganar cerca de cinco segundos por vuelta, con mejoras en diferentes aspectos, que van desde aumentar el tamaño de las ruedas, cambios en los alerones e incluso, en el fondo plano.