El Gran Premio de España, en casa, se ha convertido en una cita ineludible en el calendario. La afición a la máxima categoría se ha triplicado en los últimos años, con una generación de pilotos encabezada por Fernando Alonso. Las consecuencias se plasman en unas gradas a rebosar y ambiente espectacular, del que salen beneficiados tanto pilotos como todos los intereses económicos que mueven a la competición. Brasil y Alemania también saborearon estos momentos con la aparición de sus ídolos. Buen momento de salud para la Fórmula 1.

Finalmente, el desembarco de mejoras no alteró el orden jerárquico de la parrilla, como vaticinó hace escasas fechas Bob Fernley, director adjunto de Force India: "No estoy seguro de que vayamos a ver grandes evoluciones que ya hayamos visto en el pasado, y no estoy hablando sólo de nosotros, hablo de toda la parrilla". Falta de adaptación de las nuevas piezas, máxima igualdad en el inicio de temporada y la compleja relación con las ruedas, podrían haber sido algunos de los motivos.

Red Bull no obtuvo la ganancia de medio segundo que auguraba Helmut Marko, los progresos de Ferrari en calificación siguen pendientes y Mercedes se llevó un jarro de agua fría en carrera. El Lotus E21 ha despegado a una vuelta, siempre de la mano de un genial Kimi Raikkonen y Toro Rosso pegó un buen mordisco al crono, rozando la Q3 y puntuando sin aparentes dificultades.

El galimatías de competitividad en este Mundial es importante. Las flechas de plata van como un tiro a una vuelta, pero las pasan canutas para entrar entre los diez primeros los domingos. Resulta difícil rememorar dos monoplazas de la misma escudería que, saliendo en primera fila y sin contratiempos (en seco), no hayan finalizado entre los cinco primeros.

Red Bull, Ferrari y Lotus parecen los que mejor equilibrio guardan entre el yin y el yang. Los austríacos salvaguardan su potencial los sábados y penden de un hilo el domingo, donde la aparición del graining resquebraja sus opciones. Sin este fenómeno, prosiguen con su dictadura como demostraron en Bahréin y con un doblete en Sepang.

La temperatura del Ferrari F138 la escenifica Felipe Massa. Las fiebres de años anteriores han pasado a mejor vida y el bólido rojo ofrece su mejor versión en carrera. El brasileño cuajó un actuación sensacional en Montmeló, con una convicción y agresividad que le permitió subir al cajón. La primera fila debe convertirse en el objetivo primordial, evitando posibles altercados y buscando minimizar el desgaste de los neumáticos.

En Lotus están de enhorabuena. La evolución ha sido pareja en todos los equipos y los de Enstone no han perdido comba, avanzando en la dirección correcta a una vuelta. El punto negativo lo constituye la salida de su director técnico, James Allison, que podría afectar a la futura competitividad del E21 y el escaso bagaje de Romain Grosjean, que compromete su continuidad en 2014.

NEUMÁTICOS, ¿BENDICIÓN O ERROR?

El Mundial avanza y las discusiones sobre las gomas no cesan. Los debates sobre su durabilidad, seguridad y ventana de rendimiento se han convertido en una constante. Red Bull, a través de su propietario Dietrich Mateschitz, volvió a dejar patente su descontento al finalizar la última prueba: "La F1 ya no consiste en correr. Se trata de una competición de gestionar neumáticos. Las verdaderas carreras son diferentes. Bajo las circunstancias actuales, no podemos obtener lo mejor del coche ni de los pilotos". Otras escuderías como Lotus, que centraron todos sus esfuerzos para maximizar su rendimiento en pretemporada, se muestran conformes con las ruedas.

Pirelli sustituyó el neumático blando por el medio en Bahréin, endureciendo las gomas más resistentes en Barcelona y anuncia nuevas modificaciones para Silverstone, como ha reconocido Paul Hembery, máximo responsable de Pirelli Motorsport: "Vamos a hacer algunos cambios a tiempo para Silverstone para asegurarnos que podemos mantener nuestro objetivo y resolver cualquier problema rápidamente".

El Gran Premio de España ofreció una gran dosis de emoción, de la que sin duda los 'zapatos' de los monoplazas fueron partícipes. Con distintas estrategias y en función de la frescura de las ruedas, se dieron ganancias de tres y hasta cuatro segundos entre los favoritos, permaneciendo intactas sus opciones de victoria. ¿Cuál será el rumbo que tomen los neumáticos?.

GOODBYE, NIGEL MANSELL

Alonso ha vuelto a escribir una nueva página en la historia del automovilismo español. El asturiano salió concienciado desde la vuelta de calentamiento, alcanzando la temperatura idónea en los compuestos delanteros y traseros, algo que supuso un escollo para otros pilotos como Jenson Button: "La vuelta de formación fue muy lenta, y eso nos perjudicó, y luego mi salida no fue buena. No tuve agarre, por lo que la primera curva fue un desastre”. Pequeños detalles que marcan la diferencia…

La arrancada no era la única zona de ataque, como pronosticó Pedro de la Rosa, que citó las curvas dos y tres como puntos clave. Después de llegar a la primera variante quinto, el piloto de Ferrari, a golpe de genialidad y volantazo limpio, logró adelantar a Raikkonen y Lewis Hamilton de una tacada. Tercera plaza, marea roja en pie y vía libre para desafiar a Sebastian Vettel. Y esta vez Ferrari respondió.

Los de Maranello bordaron la estrategia, parando a sus pilotos en los giros ocho y nueve, escalando ambos posiciones. El equipo de mecánicos estuvo fantástico, completando sin problemas los ocho pit stop y poniendo la guinda con una doble parada en la vuelta 37. Del resto se encargó Alonso, que con un ritmo implacable superaba la bandera a cuadros con una cómoda ventaja sobre el hombre de hielo.

Treinta y dos victorias alumbran ya el historial del bicampeón, con un F138 que parece dispuesto a darle muchas tardes de gloria. Lecciones de pilotaje en Bahréin sin carga aerodinámica, inteligente gestión del KERS en Montmeló para colarse por una rendija y un mimo de las gomas sólo al alcance de Raikkonen, vuelven a constatar la inagotable fuente de recursos del genio de Oviedo.

Al cruzar la meta desempató con Mansell, icono de este deporte y protagonista de una de las frases célebres de la competición: “Un piloto no puede mostrar sus emociones. Yo conecto mi cerebro al coche y pongo el piloto automático”. Unas palabras que el 'samurái' sigue a rajatabla. Alonso ya viaja a por Senna, goodbye Nigel Mansell.