Desde julio del año pasado lleva este Porsche 911 GT2 RS abandonado en un aparcamiento público de un aeropuerto en Oregón, Estados Unidos.El propietario, identificado a través de las placas de matrícula, es el vicepresidente de una importante multinacional norteamericana, y conduce a diario un 911 descapotable, por resultarle más cómodo y funcional que la máquina que tiene abandonada cubierta por una gruesa capa de polvo.

De hecho, las pasiones que este 'pepino' es capaz de levantar incluso parado son tales, que algún espontáneo se ha atrevido a improvisar en la luneta trasera un mítico "Condúcelo o véndelo", a lo que buena parte de aficionados nos sumamos.

Este 'maquinón' forma parte de una carísima serie limitada de preparaciones destinadas a correr en circuito pero que son homologables para circular por la calle. Su motor entrega 620 caballos de potencia, con un profundo trabajo de aligeramiento –solo 1.370 kilos–, lo que le permite alcanzar los 330 kilómetros/hora con un 0-100 de sólo 3,5 segundos, mientras que supera la milla en sólo 6,8.

Cuesta algo más de 200.000 euros, y tan sólo 500 afortunados –mejor dicho 499, pues el de la foto no cuenta– pueden disfrutar de él.