Se sufre generalmente en silencio y la mayoría de los afectados son mujeres mayores de 40 años que han sufrido o presenciado un accidente o, en otros casos, actúan con inseguridad porque necesitan controlar múltiples facetas de su vida, incluida la conducción. La amaxofobia o "miedo a conducir", la padecen personas responsables, autoexigentes, perfeccionistas y con necesidad de que alguien se ocupe de ellas, según indican los expertos. A la mínima sensación de riesgo, prefieren no conducir y ponen cualquier excusa para no salir de casa, lo que les convierte en personas muy dependientes y acostumbradas a cambiar de planes continuamente.

Entre las consecuencias derivadas de esta patología se encuentran la frustración, tristeza, impotencia y baja autoestima que en la mayoría de los casos les lleva a no conducir.

Quienes la padecen y se ven obligados a conducir, sufren ansiedad, nerviosismo, taquicardias y sudoración en las manos.

Más de la mitad de las personas con amaxofobia conduce de forma esporádica, realiza los mismos recorridos y se impone ciertas limitaciones, como no conducir sin acompañante, por autopista o autovía, con mucho tráfico o por la noche.

Según los expertos, también la sufren los hombres, aunque en un porcentaje mucho menor, a una edad más tardía, a partir de los 60 años y siempre por aspectos relacionados con la limitación de sus capacidades.

SOLUCIÓN

Con el tratamiento adecuado por parte de un psicólogo, la amaxofobia se supera y estas personas pueden volver a conducir en poco tiempo. Otros consejos básicos para superar este miedo son: ponerse en manos de un profesor de autoescuela o de familiares para ganar confianza en la conducción y solicitar tratamiento psicológico cuando se sufre un accidente. Recibir la ayuda conveniente para superar el estrés postraumático cuando se ha sufrido, presenciado o perdido a un ser querido en un accidente de tráfico, también contribuye a ganar la batalla a la amaxofobia.