Hace 15 años se produjo un hito que siempre quedará registrado en los libros de historia del mundo del automóvil. Por aquel entonces, en el 2005, a nadie se le pasaba por la cabeza que un coche de producción fuese diseñado con la premisa de cumplir con un ambicioso requisito de velocidad máxima, pues las marcas buscaban destacar en otras características, pero Bugatti quiso ser diferente al resto con el Veyron, y lo consiguieron.

bugatti veyron en el circuito de ehra lessienpinterest
Bugatti

Más allá de los 400 km/h

Ese requisito al que hacemos referencia no era otro que superar los 400 km/h. Algo que catalogamos de hazaña pues hasta ese año nadie lo había conseguido. La espectacular pista de pruebas de Volkswagen en el norte de Alemania, Ehra-Lessien, fue testigo de cómo el experimentado piloto de pruebas Uwe Novacki fue capaz de domesticar a la bestia y lograr su objetivo, tras registrar unos impresionantes 407 km/h de velocidad máxima. De esta manera el Bugatti Veyron 16.4 se convirtió en el coche de producción en serie más rápido del planeta.

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Para lograr este registro, Novacki tuvo que activar el denominado ‘Speed Key’, es decir, una configuración que afectaba sobre la altura y la aerodinámica del coche, descendiendo el centro de gravedad del Veyron y ajustando tanto el alerón como el difusor a una posición específica. En un primer intento, ‘solo’ alcanzó 380 km/h, pero al repetir la secuencia unos días más tarde logró su objetivo. “A esta velocidad hay que concentrarse mucho y saber leer la carretera y el automóvil. La irregularidad más pequeña o el movimiento brusco del volante pueden tener consecuencias dramáticas", explica el piloto.

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Si la aerodinámica jugó un papel fundamental, también lo hizo el sistema de propulsión. Es aquí donde cobra todo el protagonismo un propulsor especialmente diseñado para la ocasión, un W16 de 8.0 litros —y cuatro turbocompresores— capaz de desarrollar 1.001 caballos de potencia y 1.250 Nm de par máximo. La encargada de digerir semejante torrente de energía era una caja de cambios automática de doble embrague y siete relaciones, conectada a un sistema de tracción total. Gracias a todo ello, el Veyron alcanzaba los 100 km/h en 2,5 segundos; los 200, en 7,3; mientras que los 300, en 16,7 s.

En palabras del presidente de Bugatti, Stephan Winkelmann: “Bugatti ha estado en la cima de la ingeniería automotriz por más de 110 años. Con el Veyron 16.4, Bugatti no solo dio a conocer lo que podría llamarse el primer automóvil hiperdeportivo del mundo en 2005, sino que también logró un récord de velocidad increíble. Incluso 15 años después del récord, sigue siendo un automóvil de gran potencia, velocidad y elegancia en un diseño atemporal. Un ícono de la historia del automóvil. Tengo el mayor respeto por el logro, el coraje y la fuerza de voluntad del equipo en ese entonces. Ellos realmente crearon un coche extraordinario".

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Bugatti


Otros récords

No obstante, este no fue el único récord de velocidad para el Veyron pues el hypercar batió otros dos registros en los años siguientes. Uno en 2010, cuando el Super Sport y sus 1.200 CV alcanzaron los 431 km/h; el otro, en 2013, con el Grand Sport Vitesse como protagonista tras lograr una velocidad máxima de 408.84 km/h, por lo que se convirtió en el roadster de producción más rápido del mundo.

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Borja Díaz

Especialista en temas de motor y tecnología. Apasionado de la mecánica y las cuatro ruedas desde niño, ahora trato de transmitir mis experiencias a todo aquel que disfrute con el olor a gasolina, la velocidad, el placer de conducir, el diseño y el sonido de esos motores que nos ponen los pelos de punta