En el Salón de Detroit de 1995, Ford quiso dar un múltiple golpe de efecto. Para empezar, quería dar a conocer el que sería su lenguaje de diseño para la siguiente década, el futurista New Edge que tanto éxito les proporcionaría. Pero tampoco podían dejar pasar la oportunidad de conmemorar, de alguna manera, el 30 aniversario de la irrupción en las carreras del GT40.

Ambos deseos se unirían en el denominado GT90, una propuesta de superdeportivo con una futurista carrocería que albergaba, en el vano central trasero, nada menos que un motor V12 de 5,9 litros (derivado a su vez de un V8 4.6 con cuatro cilindros adicionales, dos por bancada), sobrealimentado hasta los 720 CV mediante cuatro turbocompresores firmados por Garrett. Unas formas de ciencia ficción para sentirse como Demolition Man volando a más de 400 km/h (la velocidad máxima teórica, en los cálculos de Ford, estaba en 430 km/h).

El GT90 estuvo muy cerca de pasar a la producción y convertirse en el buque insignia de la firma del óvalo, pero el proyecto se detuvo en el último momento. ¿Y qué fue de su único prototipo, del coche que ilustra este artículo? Quizá pienses que Ford lo guarda con mimo en alguno de sus museos o instalaciones de Detroit, pero nada más lejos de la realidad: se encuentra, en perfectas condiciones, en un museo privado de Estados Unidos que puede visitarse. Si encuentras primero el remoto pueblecito donde se ubica, claro.

La buena vida de un concept car afortunado

A pesar de que no es ningún secreto que el GT90 pertenece a Brent Hajek, coleccionista y propietario del Hajek Motorsports Museum, lo cierto es que pocos acuden para contemplarlo. Ello quizá se deba a que este curioso museo privado está en un pequeño pueblo llamado Ames, en pleno corazón del estado de Oklahoma, que apenas registra 193 habitantes.

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That Racing Channel

Es aquí, en este apartado retiro, donde casi por casualidad lo han encontrado los chicos del canal de YouTube That Racing Channel. En compañía de otro creador de contenido local, consiguen acceder al interior del museo para ver, tocar e incluso sentarse dentro del GT90.

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That Racing Channel

Sin separarse de ellos el propio Hajek, que guarda este prototipo como oro en paño junto a los otros 81 vehículos de su colección, comparte sus vivencias con él y muestra algunos de sus detalles más curiosos, como el alerón retráctil que queda perfectamente disimulado en la parte trasera cuando se repliega.

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That Racing Channel

Si bien nunca se supo (ni se sabrá) la cantidad de dinero que Hajek pagó por el GT90, este coleccionista admite haber recibido, a lo largo de los años, ofertas mareantes de hasta ocho millones de dólares.

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Pero para Hajek no es una cuestión de dinero. Y desde luego, una segunda vida relajada y contemplativa, al resguardo y perfectamente cuidado, es un nirvana para un concept car como el GT90. Muchos otros que, como él, cautivaron al público en sus mejores días, tuvieron mucha menos suerte.

Lettermark
Diego García

Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.