Sin entrar a valorar su rendimiento en la pista, la temporada 2014 de Kimi Raikkonen no está siendo, ni mucho menos, la más provechosa para el nórdico en cuanto a resultados. Sin ningún podio en su haber a falta de tres carreras para el final de la temporada, este peculiar personaje cumple hoy los 35 años en uno de los momentos más grises de su trayectoria deportiva. Una trayectoria en la que, contrariamente a esta etapa, lo que abundan son momentos de brillantez únicos.

Esta carrera comenzó a los diez años de edad, cuando el niño nacido en Espoo el 17 de octubre de 1979 empezó a competir en competiciones nacionales de karting. En 1997 y 1998 fue campeón de la denominada Clase A de Finlandia. No sería hasta los 20 cuando daría el trascendental salto a los monoplazas. Participó tanto en la serie invernal de la Fórmula Ford, donde se impuso con comodidad, como en la Fórmula Renault británica. En esta última, su momento llegó en el 2000, cuando se llevó la victoria en dicho certamen al llevarse siete de las diez carreras que disputó.

Hasta ese momento, contaba con la impresionante estadística de haber ganado 13 de las 23 carreras en monoplazas que había disputado. Dicha proporción impactó en una personalidad del mundial de Fórmula 1 como PeterSauber, que a pesar de la poca experiencia de Raikkonen, no dudó en incorporarlo como piloto titular a su escudería para la temporada 2001. En su día, esto causó un airado debate, ya que el futuro campeón contaba con una experiencia en las categorías inferiores muy reducida.

Pero Kimi se encargó de callar sus detractores. El debutante de 21 años sumó nueve puntos en su primera campaña, quedando a sólo tres de su compañero Nick Heidfeld, que contaba con un año más de experiencia. Los destellos de calidad que dejó en aquel ejercicio, unidos al evidente talento con el que parecía contar, convencieron nada menos que a un titán del campeonato como McLaren-Mercedes. Los de Woking eligieron al finés para sustituir a su compatriota Mika Hakkinen a los mandos de los bólidos plateados de 2002 en adelante, en lo que fue una de las principales etapas de la vida deportiva del nuevo Iceman.

En su primer año dentro de las filas de la legendaria formación inglesa, Raikkonen acumuló la friolera de 11 abandonos a lo largo de la temporada. Pero esto estuvo acompañado de cuatro excelentes podios, incluido un segundo puesto en el Gran Premio de Francia. Sin duda, Ron Dennis contaba con un diamante al que aún había que pulir un poco.

Pero sin mayor dilación que en el paso de una temporada a otra, Raikkonen pasó de ser sexto en la general a pelear el mundial hasta el último instante contra dos rivales como Michael Schumachery Juan Pablo Montoya. Fue los mandos de un MP4/17D, una simple evolución del monoplaza del año anterior, ya que el de 2003 nunca vio la luz dada su debilidad en materia de fiabilidad y carácter extremadamente revolucionario. Con este, ganó su primer GP en Malasia y les puso las cosas muy complicadas a la todopoderosa Ferrari. Al final de aquel emocionante mundial,Kimi se quedó a sólo un punto del Káiser. A pesar de ser el más regular, ya que fue quien más podios sumó de entre los tres principales candidatos, el ganar sólo la cita de Sepang le lastró. Faltó un triunfo más entre los siete segundos puestos que acumuló.

El 2004, en lugar de suponer el asalto definitivo al título, fue una temporada para olvidar. El bólido de aquel curso comienzo siendo frágil y mediocre en prestaciones, y cuando se subsanó este segundo aspecto, el primero nunca dejó de estar ahí. Al final del mundial, la cosa se maquilló un poco. Sobre todo gracias a la victoria que logró el nórdico en Spa. La primera de las cuatro con las que cuenta. Dicho triunfo cuenta con la divertida anécdota de que obligó a un periodista inglés en 2005 a correr el circuito de Silverstone, entero, desnudo y con los colores de McLaren pintados por todo el cuerpo, ya que dicho personaje afirmó que haría tal cosa si los de Woking ganaban una carrera en aquel curso.

Dicho esto, el 2005 no fue precisamente una temporada en la que Raikkonen tuviera tiempo para hacer bromas. Y es que, tras un comienzo de temporada mejorable, Kimi se convirtió en el único rival deFernando Alonso en la lucha por el campeonato. Era el duelo por ver quien relevaba a Schumacher al frente de la categoría reina. El finés no pudo lograrlo, pero en casi todas las citas dejó unas muestras de velocidad asombrosas, tanto en calificación como en carrera. El MP4/20, los Michelin y sus manos ejecutaron actuaciones sublimes. Desde la aplastante victoria en Montmeló hasta la histórica remontada del GP de Japón. Y casi siempre siendo más veloz que su nuevo vecino de box, Montoya. Pero la fiabilidad impidió que se pudiese aspirar a más.

Al curso siguiente, con la llegada de los V8 como propulsores de la F1, la batalla por el mundial fue algo a lo que Kimi nunca pudo aspirar. Al MP4/21 le faltó velocidad para ello. Y en los momentos que parecía que podría ser serio aspirante a la victoria, como el GP de Mónaco o el GP de China, la mecánica falló. Ante ello, y con la retirada del Schumacher de la competición, su paso a Ferrari fue un acto lógico.

Y fue finalmente en 2007 cuando, por fin, el sucesor de Hakkinen logró su objetivo. Aprovechando la lucha interna que se desató en su antigua casa entre Alonso y Lewis Hamilton, Kimi se hizo con su primer y, hasta ahora, único centro mundial. Este realizó un gran final de temporada, ganando tres de las últimas cuatro carreras, y supo sobreponerse a los problemas de adaptación que, por momentos, pareció sufrir en momentos concretos del año. Así, el nórdico igualaba el palmarés de su ídolo, James Hunt.

A la campaña siguiente, a pesar de contar con un panorama más favorable incluso que en el año anterior, Raikkonen se desvaneció en la lucha por el mundial. Sólo sumó dos victorias en un año donde, a pesar de que en los domingos demostró repetidamente tener el mejor ritmo de carrera, se vio lastrado por sus mejorables calificaciones. Debido a ello, entre otras cosas, se quedó sin opciones a revalidar título a falta de dos carreras para el final de la temporada. En 2009, con un enorme cambio en la normativa aerodinámica, la Scuderiavivió un desierto cuyo único oasis fue la cuarta victoria de Raikkonenen Spa. Pese a ésta, todo indicaba a que su futuro estaba fuera de la formación italiana, debido a la llegada de Alonso al equipo. Esto se confirmó finalmente y, a pesar de que se especuló con su vuelta a McLaren, Kimi abogó por huir durante un tiempo de la parafernalia de la F1.

En los dos años que estuvo fuera del gran circo los pasó, sobre todo, en el Campeonato Mundial de Rally. En ambos cursos, 2010 y 2011, fue décimo e la general. Además, dada su añoranza por los duelos en pista, probó suerte brevemente en una de las series de la NASCAR.

Después de estos dos años de desconexión, y muchos rumores, Kimi regresó a la F1 de la mano de Lotus, en dos años muy interesantes. Una victoria en cada uno, 13 podios en total y una tercera posición en la general de 2012 demostraron que Raikkonen no se había oxidado durante ese período fuera de los grandes premios. Este par de cursos ha servido para ver claramente una de sus particularidades en la conducción, que es su predilección y habilidad para adelantar por el exterior, algo que comparte con su actual compañero de equipo. Como ejemplo de estos están las pasadas a Scumacher en Alemania 2012 y Brasil 2012, o a Nico Hulkenberg en la carrera de Suzuka de 2013, entre otras.

Y así, hasta llegar a 2014, cuando ha vuelto a Ferrari para formar junto a Alonso una de las mejores parejas de la actualidad. En esta complicadísima temporada, Kimi corre el riesgo de no conseguir un podio, por primera vez, desde su debut en 2001. A ello se le une que el piloto español le ha pasado por encima en todos los lugares habidos y por haber, salvo Spa. La diferencia entre ambos en ocasiones se ha exagerado, pero no cabe duda de que esta no sería la mejor manera de recordar al finlandés. Su gélido talento dio mucho para recordar. ¿Volverá a dejarnos helados una vez más?