El deporte, que en Octubre tendrá que volar por primera vez a Sochi, ha sido golpeado por la noticia del accidente del MH17, después de que el vuelo de Malaysian Airlines fuese derribado por, presuntamente, rebeldes pro-rusos en medio del conflicto de Ucrania.

"Nuestros pensamientos están con las familias y este duro momento. No es momento para hablar del GP de Rusia", contaba Pastor Maldonado.

Quizás esto sea cierto de cara a la opinión pública, pero detrás de las escenas, el problema es de un gran calibre para un deporte global como es la Fórmula 1.

La ruta desde Amsterdam a Kuala Lumpur es muy familiar para la F1. Dada la crisis de Crimea, muchos de los periodistas e integrantes de la F1 ya estaban planeando saltarse la cita rusa mucho antes de que casi 300 personas hayan perdido la vida en la tragedia aérea ucraniana.

"Decidí hace un par de meses que no iría a Sochi", confirmaba un periodista italiano en Hockenheim.

Pero el piloto de Caterham, Kamui Kobayashi, insiste: "Todavía queda tiempo para viajar a Rusia y creo que todo estará más calmado cuando eso suceda. Creo que se suavizará", dijo el japonés.