Las últimas informaciones que circulan por internet apuntan a que un coche con un rombo en el frontal vuelve a ser el más rápido en Nürburgring. No hablamos del Renault Mégane, que ha mantenido su particular batalla con el Seat León, sino del Clio. El protagonista en cuestión es la versión más deportiva creada hasta el momento del utilitario, el RS Trophy. Y aunque por su aspecto parezca un RS, no lo es ya que cuenta con importantes mejoras entre las que se encuentra que se comercializa únicamente como edición limitada y numerada. Y eso justifica su precio, al borde de los 30.000 euros.

La preparación Trophy esconde, además, un incremento de 20 caballos de potencia en el motor gasolina turbo para pasar de 200 a 220 caballos, unos dos kilográmetros más de par en idéntico abanico de revoluciones, retoques en la gestión de la caja automática de doble embrague EDC para que los cambios sean más rápidos y la incorporación de muelles más cortos para la suspensión –dos centímetros delante y uno detrás– así como neumáticos Michelin Pilot Super Sport.

Pero el reinado del RS Trophy en el Infierno Verde, de ser cierto, va a durar poco con los piques que tiene pendientes. Contrincantes como el Peugeot 208 GTi no le van a dejar tranquilo y más ahora que también recibe una preparación especial. Basado en el GTi 30 aniversario que ya no se comercializa y del que hereda el kit firmado por la división Peugeot Sport que, además, da nombre a la terminación que te traemos, este 208 con 208 caballos –vaya juego– impresiona por sus llantas de 18 pulgadas multirradio, una rebaja de un centímetros en la altura del coche, el ensanchamiento de las vías delantera y trasera 22 y 16 milímetros respectivamente, la doble salida de escape en el lado derecho y los frenos firmados por Brembo. Ahí no acaba la cosa porque la verdadera joya de la corona del GTi by PSP la hemos dejado para el final ya que se trata de un diferencial mecánico tipo Torsen, como el que llevan instalados el cupé de 2+2 plazas RCZ-R o el compacto 308 GTi en la versión by Peugeot Sport, ambos con 270 caballos.

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Quién es el primero

A pesar de que el 208 tiene 60 caballos menos que sus hermanos mayores, lo que nos hace pensar que no haría falta montar un diferencial, este dispositivo es responsable de que el Peugeot sea un auténtico felino en las curvas, sobre todo, en las más cerradas. Sale rápido sin perder nada de tiempo al reducir al mínimo el patinamiento, que es fácil que ocurra debido a la cantidad de par que deben gestionar las ruedas, curiosamente idénticas por medida y marca a las suministradas en el Renault.

Firme y extremo el Peugeot, el Renault resulta más utilizable a diario

El nivel inicial mostrado por el GTi hace que, al cambiarnos de montura, activemos el programa RS del Clio a través de un botón de color plata ubicado bajo el freno de mano, un sistema del que por cierto carece el 208. Este as en la manga del Renault permite que las respuestas del motor sean más vivas, acompañadas de un sonido más bronco del escape; adicionalmente las marchas se estiran hasta un régimen superior más cercano al corte de inyección. Y aun con todo este arsenal, el Trophy va siempre por detrás de su compatriota. ¿Cómo es posible? Allí donde el 208 acelera de forma instantánea, el Clio tarda unas décimas de segundo más debido a una ‘vacío’ inicial de la transmisión automática EDC. También es importante destacar el trabajo del bloque THP del Peugeot, un motor que siempre que pasa por nuestras manos nos deja un muy buen sabor de boca debido a su excelente empuje, casi desde abajo y con una energía inagotable y al que hay que echarle el freno a menudo si no queremos que nos llegue una multa por exceso de velocidad.

El conjunto se completa con los frenos de la firma italiana Brembo, que reducen el ritmo con firmeza tras un leve toque al pedal, de recorrido muy corto al igual que el del acelerador y el del embrague. Ese poder en la detención nos permite frenar algún metro más tarde que en su rival, que va sumando así décimas de distancia, algo que podemos comprobar en el Renault a mediante la telemetría, que nos permite ver en casa cómo se ha comportado el Clio a través de gráficos descargables en un USB. Nos gusta más el conjunto de dirección y suspensión del Clio, muy equilibrado, ya que a pesar de incluir el Chasis Cup no alcanza el extremo del GTi, que puede llegar a cansar debido a su dureza. Sin duda una puesta a punto más racional y lógica para uso diario.

Ojo al dato

Y aunque el consumo en estos coches pasa a un segundo plano, debes saber que el 208 es bastante parco para la potencia que tiene, con medias de unos seis litros a los 100. En el Clio el registro que hemos alcanzado en ciclo mixto es de unos siete litros, penalizado sin duda por el cambio automático, lo que unido a un depósito de menos capacidad hará que nos detengamos a repostar más a menudo en el Renault. Bendito ‘problema’, ¿verdad?

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