La llegada de la segunda generación del BMW X1 ha roto los esquemas; no sólo porque su imagen se ha sofisticado y proporcionado respecto al anterior, sino porque a nivel estructural no tiene nada que ver con el anterior por ‘culpa’ de la plataforma utilizada, la del Serie 2 Active Tourer. El motor sigue estando en el mismo sitio, sí, pero la configuración ha variado de longitudinal a transversal, lo que ha obligado a modificar la tracción, que pasa de las ruedas traseras a las delanteras haciendo que desaparezca la ‘esencia’ de la propulsión que tanto caracteriza a BMW.
Esta combinación tan ‘particular’ en el X1 es la que utiliza parte de su competencia, como el Audi Q3 aquí presente, uno de sus máximos rivales por tamaño y aspiraciones premium. Aunque en esta ocasión ninguno de los dos es 4x2 ya que las mecánicas elegidas, las Diesel más potentes en sus gamas, se asocian con obligatoriedad tanto a las transmisiones integrales xDrive y quattro respectivamente como a las cajas de cambio automáticas, lo que en parte justifica sus precios, elevados en todos los casos.
Golpe de efecto
Fabricado en Martorell–Barcelona– en una de las líneas de montaje de Seat, al Audi se le nota ya el paso del tiempo a pesar que, desde hace unos meses, se comercializa con un restyling que trajo consigo mejoras en campos como el del equipamiento y el de la eficiencia. Identificable a simple vista por una máscara que une la parrilla con los faros, entrar en el Q3 es hacerlo en un ambiente en el que de nuevo notamos los años pero en el que domina la calidad, con una terminación exquisita. Justo en este sentido es donde peca el X3 ya que, aunque la presentación es más moderna, los materiales utilizados no lucen al nivel de los del Audi. Además y a pesar que miden igual de alto, al acomodarnos en el Q3 parece que vamos en una postura más alta, propia de un todocamino. En el BMW las piernas van más estiradas, como en un turismo.
Esta sensación no acaba aquí porque, en marcha, el X1 muestra un perfecto compromiso entre comodidad y deportividad, esta última sello inconfundible de la firma de Múnich. Pasar de un modo a otro es posible gracias a un selector que varía no sólo la respuesta del motor, sino hasta la dirección o la amortiguación. Y, lo cierto es que con cualquiera de ellos –incluido el eficiente Eco Pro–, el bloque tiene una respuesta más viva a un régimen de revoluciones inferior que el TDI del Q3. En el caso del Audi, de enfoque burgués, tiene un as infalible en el cambio automático DSG de siete relaciones –por las ocho de su compatriota–, más rápido no sólo al ‘leer’ las reducciones, sino también a la hora de sumar marchas.
Esos detalles…
Pero el Audi pierde terreno por culpa de los neumáticos opcionales que equipa, de exagerado tamaño –255/35 en llanta de 20 pulgadas–, porque aumentan la rumorosidad y el consumo de carburante –calculamos que en unas 0,3 décimas a los 100–. No obstante, el Q3 cumple con su cometido a la espera de una pronta regeneración, programada para no más tarde de 2017. Y es que en BMW han hecho muy bien los deberes en el que hemos bautizado como el mini X3 definitivo.
Precio, equipamiento y ficha técnica del Audi Q3 2.0 TDI quattro 184CV
Precio, equipamiento y ficha técnica del BMW X1 xDrive20d 190CV
