Ssangyong está decidida a dejar de ser esa marca casi desconocida cuyo único modelo con ‘cierta popularidad’ es un gran monovolumen para familias numerosas que se comercializa bajo el nombre de Rodius y que ha compartido motores y transmisiones con Mercedes. Los responsables coreanos tienen claro que el camino más corto para ganar popularidad y cuota de mercado es el producto; pero no cualquier producto, sino el bueno. Aquí es donde entra el Tivoli, una apuesta con la que la firma coreana entra en uno de los segmentos más concurridos de la temporada; el de los SUV con vocación urbana. El mismo donde ya ‘moran’ modelos tan populares como el Nissan Juke o el Opel Mokka. En su aterrizaje se encuentra con la oposición manifiesta de opciones tan solventes como el nuevo Suzuki Vitara, todo un referente del mundo del offroad que hace menos de un año estrenó una inédita generación en la que el modelo pierde gran parte de sus cualidades 4x4 a cambio de ganar en presencia y funcionalidad diaria, conviertiéndose en un ciudadano ejemplar con elevadas posibilidades de personalización estética.

Camino de Europa

A bordo del Tivoli descubrimos un salto de calidad importante respecto a modelos precedentes del fabricante coreano, aunque aún dista bastante de la percepción de acabados europea, dentro de la que sí entra por pleno derecho el Vitara. En el SsangYong abundan los plásticos duros –aunque con buenos ajustes– y el diseño con excesiva botonería de pequeño tamaño resulta ligeramente confuso. Justo lo contrario ocurre en el Suzuki, donde el manejo de casi todos los automatismos se ha reunido entorno a una pantalla táctil muy agradable aunque requiere de cierto aprendizaje para su manejo.

Por cotas la habitabilidad interior es muy pareja en ambos, con ligeras ventajas interiores para el Vitara sobre todo en las plazas posteriores, aunque donde sí que vence sin contemplaciones el Tivoli es en el maletero, con una capacidad de 423 litros frente a los 375 del Vitara.

El Vitara anda más

Sobre el papel ninguno de los dos motores de gasolina resulta excesivamente brillante; dos 1.6 con una potencia por encima de los 120 caballos. Lo cierto es que una vez que hemos conducido ambos estamos muy gratamente sorprendidos por el funcionamiento del bloque del Vitara. Suave y muy refinado, sólo nos gustaría que contara con una caja de seis velocidades, al igual que el Tivoli, lo que le permitiría algo más de elasticidad a regímenes medios y no nos obligaría a llevarlo tan alto de vueltas, del mismo modo contendría los ya de por sí exiguos consumos del modelo, realmente impensables para un propulsor gasolina hace sólo unos años.

Por cotas la habitabilidad interior es muy pareja en ambos, con ligeras ventajas interiores para el Vitara sobre todo en las plazas posteriores

En el SsangYong echamos en falta mayor respuesta en la zona inicial del cuentavueltas, pues o salimos acelerando con decisión o puede llegar a calarse. Del mismo modo nos ha resultado ligeramente ruidoso. Echamos en falta no haber probado un acabado del Tivoli con llanta de 17 pulgadas, pues todo lo que ganan en matería estética las de 18 pulgadas de la unidad probada lo pierde en comodidad con los ocupantes, pues el Tivoli se vuelve demasiado seco en su comportamiento, algo que no encaja demasiado con la filosofía general del coche. Nos ha gustado más el equilibrio de suspensiones del Vitara, más confortable y equilibrado tanto en autopista como carreteras de montaña.

Precio, equipamiento y ficha técnica del SsangYong Tivoli

Precio, equipamiento y ficha técnica del Suzuki Vitara

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