La velocidad y las prestaciones no son un coto privado de los vehículos alemanes y para demostrarlo llega la versión cupé del Jaguar F-Type, un digno competidor para uno de los deportivos iconos del mercado, el Porsche 911, que con su recién estrenada versión Targa vuelve a sus orígenes gracias a un concepto genuinamente Porsche; eso sí, convenientemente actualizado con un equipamiento tecnológico de primer nivel que además por primera vez incluye mecanismo de apertutra y cierre del techo totalmente automatizado. Un plus sin duda para la belleza 'clásica' de la versión con más personalidad del 911.

A pesar de este espectacular presentación, el F-Type no se queda a la zaga en el capítulo estético. Su línea es si cabe más espectacular –por menos vista– que la del 911 gracias a un aspecto en forma de cuña afilada por un enorme capó y una trasera rotunda. Su estética es llamativa como comprobamos de primera mano durante la jornada de pruebas, pocos coches han causado tanta expectación incluso aparcados en el garaje de la redacción…

Además de su imagen, la deportividad de ambos modelos viene marcada por la utiliación de un cóctel mecánico de última generación. Llantas de 19 ó 20 pulgadas, frenos ventilados de generoso diámetro y suspensiones electrónicas, nos permiten disfrutar de la conducción extrema y deportiva pero relativamente 'sencilla'.

La posición al volante tanto en uno como en otro es muy deportiva, si bien el acceso es más fácil en el alemán, ya que en el Jaguar vamos sentados aún más bajos, más cerca del suelo. Esta situación 'extrema' plantea problemas de visibilidad para los conductores de menos estatura, ya que el diseño del salpicadero impide ver el final del coche, algo plausible sobre todo en las maniobras a baja velocdiad. Eso sí el diseño es más moderno que en el Porsche y la ergonomía también es superior a la de su rival, con unos mandos bien ubicados. El equipamiento también es más completo, aunque por ejemplo la instrumentación no es tan completa como en el Targa, que incluye hasta reloj de presión y temperatura del aceite.

Por habitabilidad el 911 cuenta con la ventaja de añadir dos pequeñas plazas posteriores, que si bien son mínimas, pueden servir para dejar algún objeto, posibilidad que no ofrece el inglés, ya que detrás de los asientos no podemos colocar nada, a no ser que adelantemos las butacas pero en detrimento de la comodidad.

Al volante lo más llamativo es la diferencia de carácter de ambos motores, marcada por el sistema de sobrealimentación que monta el Jaguar. El compresor permite una entrega de potencia más lineal y obtener el par a un régimen de giro más bajo. Además, al acelerar nos deleita con un sonido contundente, embriagador sin duda para los más 'quemados'. Este bloque tiene igualmente un carácter sensacional en el medio régimen, unido a un buen escalonamiento del cambio, algo muy útil en curvas no muy rápidas, donde siempre tendremos potencia disponible sin necesidad de recurrir al selector para mantener el régimen de giro del propulsor en la zona aprovechable.

Personalidad diferente

El bloque del Targa es más puntiagudo, necesita girar a un régimen de giro más alto para dar lo mejor de sí mismo, si bien gracias al excelente comportamiento del cambio PDK –es un sistema de doble embrague– permite un buen aprovechamiento de la potencia. Su modo más deportivo, Sport+, solo es recomendable para circuito ya que provoca bastantes brusquedades y la entrega de potencia del motor se vuelve muy radical y la conducción delicada.

A ritmo vertiginoso, el F-Type exige un nivel de conducción superior para exprimir sus máximas prestaciones. Si optamos por la opción de conducción más radical –Dynamic–, la suspensión y la dirección se endurecen y la respuesta del motor se torna instantánea, aunque sin llegar al extremo del Targa. En estas condiciones, mejor ser cuidadosos con el pedal del acelerador si no queremos provocar reacciones extremas de la zaga, algo más apreciable sobre todo en los tramos lentos y revirados. Por ello, en trazados menos sinuosos con curvas de mayor rango podremos aprovechar mejor la respuesta instantanea del acelerador. Los enormes discos de freno delanteros –380 milímetros–, permiten además deceleraciones vertiginosas, auqne percibimos algo más de mordiente en el 911.

Mucho más equilibrado se muestra el Targa. 'Descolocar' el tren trasero se antoja complicado, dado el excelente equilibrio que ofrece el chasis unido al sistema de tracción total.También tiene su mérito el el excelente control de estabilidad, que interviene de forma poco intrusiva y coloca el coche en situaciones extremas de forma casi imperceptible; perfecto para 'curvear'.

Precio, equipamiento y ficha técnica del Jaguar F-Type S Coupé

Precio, equipamiento y ficha técnia del Porsche 911 Targa 4S

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