Pocos son los que se enfrentan a los 'temidos' Audi A4, BMW Serie 3 y Mercedes Clase C sin salir mal parados. Muchos se acercan pero no logran el éxito esperado por falta de calidad, prestaciones y, sobre todo, imagen. En este último campo, el de la representación, Lexus y Volvo han trabajado duramente para posicionar sus respectivos IS y S60 al nivel de las berlinas alemanas. Y lo han logrado.

El Lexus, con unos rasgos deportivos muy marcados en la calandra –principal foco de atracción para los 'curiosos'– hace 'sombra' a la imagen del sueco –actualizada para el nuevo curso– y es que el Lexus apuesta por un ambiente más racing, opuesto al más tradicional de Volvo. Esto se aprecia mejor en los habitáculos: más bajo, tendido y sin apenas espacio en el Lexus frente a los centímetros de más de habitabilidad del Volvo, con unas butacas más grandes y compartimentos más capaces para dejar objetos.

Lexus ha decidido que el IS esté disponible en esta versión híbrida de 223 caballos de potencia, lograda gracias a un inédito bloque gasolina de 2.5 litros que trabaja junto a otro de tipo eléctrico alimentado por baterías de niquel-hidruro (ahora acaba de lanzarse una variante gasolina denominada 250, con 208 caballos, que en el momento de la prueba no estaba disponible). Así, por potencia y consumos rivaliza directamente con los 215 caballos del turbodiésel D5 de Volvo.

En marcha, cada uno demuestra comportamientos diferentes. En el Lexus nos encontramos con un refinamiento constante, sin brusquedades ni apenas ruidos aerodinámicas o de rodadura, lo que contrasta con el Volvo, que suena y vibra más, aunque su respuesta al acelerador es más contundente que en el japonés, con aceleraciones más brillantes por encima de las 2.000 vueltas… y eso que el cambio automático de seis relaciones opcional que equipa nuestra unidad no es todo lo rápido que quisiéramos.

Si nos centramos en el 'bolsillo', el Lexus mejora los consumos del Volvo, del orden de un litro a los 100 (aproximadamente 5,0 litros), eso sí, siempre que circulemos de forma tranquila y con los programas Eco activados. El Volvo en este aspecto es más gastón por el citado cambio de marchas, perezoso en su trabajo: bajar de seis litros es una quimera.

Para intentar seguir la estela del Volvo, en el Lexus activamos el programa Sport –con variantes Sport S y Sport S+– que aumenta su nervio.

La dinámica de ambos sobresale por mimar a los ocupantes como 'autos' de representación que son, aunque el Volvo posee una amortiguación algo más dura. El Lexus equipa la suspensión adaptativa AVS, de serie en el acabado F-Sport, modificable a través de dos programas: Normal –para circular a diario– y Sport S+–que reduce las oscilaciones en curva–.

ASPECTO VITAL

La seguridad es un punto importante para los dos. En este S60, por ejemplo, destacan las luces permanentes –el ordenador elige entre cortas y largas en función de la luminosidad y el tráfico–, el parabrisas con calefacción, el lector de señales de tráfico –se proyectan en el cuadro de mandos–, el airbag de peatones y el City Safety, que cuenta con un programa de detección de peatones con autofrenada. En esta temporada, además, estrena el Sensus Connected Touch, un dispositivo multimedia que permite conectarnos a internet.

Lexus, por su parte, instala en el IS elementos como el capó activo –se eleva cerca de siete centímetros en caso de atropello–, el avisador de ángulo muerto, el cambio automático de luces de carretera o un sistema pre colisión –denominado PCS– que alerta al conductor mediante una señal sonora y un aviso de "Frenada" en la consola central.

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