El 718 Boxster es el mejor influencer que tiene ahora mismo Porsche. La última creación de la firma, con permiso de su hermano Cayman, cae bien, representa los valores de la marca y, sobre todo, genera el volumen de información necesario para estar siempre en el candelero. Incluso ha nacido con polémica, relacionada en este caso con el uso de motores de cuatro cilindros, introducidos en sustitución de los tradicionales de seis. Por si fuera poco, se pasea con poca ropa cual ángel de Victoria’s Secret cuando se descapota. Lo tiene todo y, encima, sus seguidores se cuentan por millones en todo el mundo. “Qué envidia” deben pensar en Audi y BMW porque sus respectivos TT Roadster y Z4, estrellas también en las redes sociales, no alcanzan esos niveles de popularidad, al menos de primeras. ¿Por qué?

Dejando al margen el hecho de que todo vehículo que lleva la insignia de Porsche en el capó se convierte en objeto de deseo como cualquier iPhone de Apple–que se lo digan si no al Cayenne o al Macan, dos auténticos superventas a pesar de romper con la filosofía de deportivos al uso de la alemana–, al BMW Z4 por ejemplo le pesan los años. Cuando lo conocimos en 2009, ya en su segunda generación, su principal novedad recaía en el techo, ya que sustituía el de lona por uno metálico de dos piezas. Además de servir para otorgarle un atractivo aire cupé y mejorar la insonorización respecto a la otra solución, también tiene pegas y esas son un aumento del peso debido a la propia estructura o una significativa lentitud en sus movimientos, que resulta muy llamativa si se compara con la de sus rivales aquí reunidos, que tardan la mitad de segundos en realizar las operaciones. Curiosamente, Audi y Porsche han evolucionado sus sistemas para que TT y 718 sean igual de silenciosos en marcha que el sDrive, lo que supone un gran avance en las capotas de lona, algo de lo que son conscientes en BMW puesto que el sucesor del Z4 recurrirá de nuevo a esta solución. Decisión más que acertada para los amantes de los roadsters.

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El Audi por su parte queda ensombrecido por su primo, el 718, que acapara todas las miradas del personal. Es cierto que no comparte nada con éste y eso se agradece en esta época de alianzas y coches clónicos en la que vivimos –ambas firmas pertenecen al grupo VW–. Quizá un diseño continuista respecto a los anteriores TT hacen que no sea el ‘giracuellos’ esperado. Pero ojo, porque tiene su público y, por lo que hemos visto, arrasa entre los treintañeros, que saben apreciar que el S no es un TT cualquiera; es mucho más. Lo que está fuera de toda duda es la calidad en la terminación, excepcional en todos los sentidos como venimos diciendo de cada Audi que pasa últimamente por nuestras manos.

Que no te engañe
Esos mismos jóvenes se quedan embobados ante el Audi y te piden en cualquier semáforo que des golpes de gas para fliparlo. ¿Quienes somos nosotros para no hacerles felices? Sí, el TTS suena ‘a gordo’ cada vez que llevamos el acelerador a fondo y las sonrisas que se dibujan en sus caras demuestran que las expectativas están cubiertas, aunque para nuestros adentros sabemos que el BMW y el Porsche también son capaces de hacer babear a más de uno siendo el sonido del Z4 más natural que el del Porsche… porque el nuevo propulsor de cuatro cilindros de éste da para hablar largo y tendido. Es más compacto, incorpora turbocompresor, es más eficiente y logra mejores prestaciones que nunca, por lo que no hay pegas en este sentido, pero la forma de trabajar respecto al anterior es totalmente diferente empezando por la musicalidad, que ahora recae exclusivamente en sus dos ‘tubarros’ y no en la propia mecánica.

La pisada del 718 es tan firme que, por momentos, creemos que estamos en un 911

Pero los cambios por ‘culpa’ de este bloque afectan a la conducción porque ahora el motor de cuatro cilindros bóxer prefiere moverse en la zona baja y media del cuentarrevoluciones, como sucede en TT y Z4, y no en la alta, que era la característica del Boxster. Esto mismo es lo que no ha gustado a los porschistas, pero los tiempos cambian y si no que se lo digan a la propia compañía cuando un directivo declaró hace unos años que sus coches nunca iban a utilizar gasóleo y ahora este combustible es una opción más para una parte de sus modelos.

No obstante, sus 350 caballos son los que mejor llegan al suelo. No hace falta recurrir a la tracción integral como en el Audi para que el 718 mantenga la compostura porque el chasis es tan perfecto que puedes entrar ‘a fuego’ en las curvas y él solito se encarga de colocarse para que tú únicamente tengas que apuntar a la salida, aunque los excesos de ímpetu con el gas a veces se pagan en forma de cierto nerviosismo que ‘estresa’ a las ruedas posteriores. Pero esto sucede sólo con el programa Sport Plus activo, que viene de serie con el paquete Sport Chrono–1.817 euros– que incluye, además, las opciones Normal y Sport. Si activamos la normal, el Porsche hace concesiones a la comodidad suavizando el tarado de la suspensión regulable PASM–1.831 euros–, que podemos volver a convertir en una tabla en cualquier instante, algo mucho más acorde con la personalidad del 718.

Divertido y enérgico; no hay mejores adjetivos para calificar al BMW

Para qué queremos más
En lo de marcarse cruzadas, el BMW obtiene cum laude. Juguetón como pocos, las insinuaciones de la trasera suelen ser un pequeño inconveniente cuando toca hacer tramos revirados. La efectividad está en entredicho y hay que guardarse las ganas de ‘dar zapatilla’ hasta que el biplaza está enfilado, para lo que tampoco ayuda su enorme morro, que nos resta precisión a la hora de iniciar el giro, abriéndonos o cerrándonos erróneamente antes de lo deseado. Su estilo nos recuerda a los M más ‘gordos’ como el M3 o el M5 y no hay que olvidar que es el que más par tiene, con mucha diferencia respecto a sus dos compatriotas. Su corazón de seis cilindros en línea es uno de los mejores que hemos probado durante estos últimos años, pocas alabanzas en definitiva para esta fuente inagotable de energía.

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Entre el prestacional Porsche y el nervioso BMW se cuela la racionalidad del TTS Roadster. Apoyado en la tracción integral quattro y en el cambio automático DSG de seis marchas –le vendría bien una séptima relación para bajar el consumo a velocidad de crucero–, el Audi demuestra que acelera mucho, frena de forma excelente y es estable como él solo, haciendo imposible que salga a la luz el lado más rebelde. Su nobleza hace que sea la opción más recomendable para todos aquellos que buscan un roadster prestacional y que no exija pericias al volante. Señor donde los haya, tiene detalles tan exclusivos como el cuadro de mandos virtual o un equipo de audio Bang&Olufsen; con una potencia tan escandalosa que el TT se convierte en una discoteca móvil.

Un poco de calma
Tras mostrarnos de lo que son capaces, ahora entendemos que el 718 Boxster S sea el niño mimado de Porsche. Indudablemente eso se paga y a sus rivales no les queda otra que comprender que ahora es otro el que se lleva todo el protagonismo, por mucho que te llames Z4 y TT.

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Precio, equipamiento y ficha técnica del Porsche 718 Boxster S

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