Ninguno de los dos coches de Sauber F1 ha conseguido realizar una buena actuación en la jornada clasificatoria del Gran Premio de Mónaco. Marcus Ericsson se ha mostrado algo decepcionado por el resultado del sábado. El sueco parte desde el 17º lugar en parrilla y ha quedado al borde de acceder a la Q2.

"La clasificación fue decente. Por un lado estuve cerca de la Q2, pero sin duda lo más frustrante fue no conseguir entrar. Las diferencias fueron muy ajustadas. Estoy satisfecho con mi pilotaje y sentía que podía hacer buenas vueltas y pasar cerca de las paredes. En cuanto a la estabilidad del coche, hemos hecho algunos ajustes de los Libres 3 a la clasificación y han funcionado bien. Para mañana, cualquier cosas puede suceder aquí en Mónaco durante la carrera, así que tenemos que ver que se nos ofrece y no arriesgar", ha comentado Ericsson.

Más enfadado y cabizbajo ha estado Felipe Nasr, que el domingo saldrá desde el último lugar en la carrera de Mónaco. El C35 del piloto brasileño ha sufrido una rotura en el motor cuando iba a máxima potencia en el túnel. Este inconveniente ha caído como un jarro de agua fría sobre Nasr, que afirma que el coche se ha mostrado bastante estable durante todo el fin de semana.

"He sentido algo de vergüenza al terminar tan pronto la clasificación para mí. Cuando salí del garaje para mi vuelta de clasificación, sentí algunas vibraciones en el coche. Luego perdí completamente la potencia en el monoplaza cuando iba a todo gas en el túnel. Tenía buenas sensaciones antes de que comenzara la clasificación e hicimos los cambios adecuados en el coche. Ahora nos toca centrarnos en mañana. Sobre la carrera, soy positivo, ya que pienso que pueden pasar muchas cosas", ha declarado Nasr.