Daniel Ricciardo afronta su tercer fin de semana con la escudería Red Bull con cierta presión, tal vez impuesta por sí mismo, sobre sus espaldas. Tras dos carreras de diez por su parte, el australiano no ha logrado sumar ni un sólo punto en su casillero. En Albert Park fue la descalificación que la FIA le impuso por el aumento del caudal de combustible por encima de lo permitido -aún pendiente de la sentencia de la Corte de Apelación- y en Sepang, un fallo de sus mecánicos lastró una carrera que apuntaba al ‘Top 4’ y que concluyó abandonando tras la rotura de su alerón delantero y el gran tiempo perdido.

"Voy a Bahréin pensando que tengo que empezar 11º y necesito una salida agresiva para meterme en la lucha", asegura Daniel Ricciardo, que recibirá diez puestos de sanción por el error de sus mecánicos al sacarle de boxes con la rueda delantera izquierda mal ajustada durante el pasado fin de semana. "Necesito conseguir algunos puntos en mi casillero y eso no pasará si me quedo en mitad del paquete".

"Dicho esto, no creo que necesite cambiar demasiado. Creo que estoy pilotando con buena intensidad, por lo que no necesito hacer nada dramáticamente distinto", continúa el joven piloto australiano, que está demostrando un nivel por encima del esperado. "Sabemos que estamos un poco por detrás en velocidad punta en las rectas y eso nos perjudica enormemente en circuitos como Sepang. Pero en el sector dos (la zona revirada) fuimos fuertes todo el fin de semana y en el ritmo de los Mercedes".

Red Bull parece comenzar a alzar el vuelo y si ambos pilotos logran terminar la carrera, los RB10 podrán estar más arriba en la noche bahreiní del domingo. "Veremos cómo nos trata Bahréin pero una vez que lleguemos a China e, incluso más, en Barcelona, creo que podremos luchar cara a cara con los Mercedes". Palabra de un Ricciardo que sonríe a pesar de los inconvenientes inesperados.