Lo ha vuelto a hacer: Sebastian Vettel se ha impuesto en el Gran Premio de Bélgica, disputado sobre el siempre adorado circuito de Spa-Francorshamps. Y lo ha hecho como más veces ha repetido este año: sin salir desde la 'Pole'. Y es que, si bien en las anteriores temporadas se decía que el alemán de Red Bull ganaba siempre saliendo desde la primera posición de la parrilla, este año está demostrando que también sabe hacerlo sin esa necesidad: de sus cinco victorias en 2013, en sólo dos ocasiones ha salido primero en la arrancada: Malasia y Canadá. Claro, que en el resto tampoco es que estuviera muy retrasado en la parrilla: tanto en Bahréin como en Alemania y Bélgica partió segundo. Sea como fuere, el alemán está cada vez más cerca de convertirse en el tercer piloto con más mundiales empatado con Alain Prost: cuatro. Cada carrera es una demostración de control e inteligencia, y a estas alturas no se puede negar que es capaz de lidiar con prácticamente cualquier situación.

ALONSO SORPRENDE, PERO NO VENCE

Otro gran protagonista de la jornada ha sido, desde luego, Fernando Alonso. El español decepcionaba el sábado con una amarga novena posición. Muchos se jactaban de que "la Q que importa no es la segunda, ¡sino la tercera!". Pero el español se resarció al volver a demostrar que lo que realmente importa no es el sábado, sino el domingo. Y así quedó por delante de Lewis Hamilton, que partió primero, aunque no pudo con Sebastian Vettel y su imparable Red Bull: "Era imposible. Le perseguí pero iba muy rápido", reconoció. Aun así, Alonso no se queja: "Teníamos que planear una carrera perfecta: la salida, el ritmo de carrera, la estrategia… y todo funcionó bien. Hemos podido recuperar algunas posiciones, algo que también es muy importante para el campeonato, conseguir algunos buenos puntos después de tres carreras no tan buenas". El abandono de Räikkönen, el primero tras su increíble racha, le ha ayudado en la lucha por el campeonato. Una lástima lo del finlandés, cuyos frenos dijeron basta demasiado pronto y suponían un riesgo para el piloto, que prefirió retirarse tras un susto en la última curva. Pero lo cierto es que Alonso vuelve a perder puntos respecto a Vettel, y el mundial está cada vez más cuesta arriba: "Estamos segundo y séptimo en la carrera. Así que de momento todavía hay trabajo que hacer", asegura el ovetense.

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Podio del GP de Bélgica con un cartel de Greenpeace promocionando su campaña para salvar el Ártico

MASSA Y WEBBER SE DESDIBUJAN

Hamilton, tercero, y Rosberg, cuarto, completan una buena actuación de Mercedes; no había para más, reconocen. Es el equipo de cabeza más igualado en cuanto a compañeros de equipo; muy diferente a RBR y Ferrari: mientras que Vettel ha ganado la carrera, Mark Webber se diluyó en un quinto puesto final muy alejado de sus posibilidades, mientras que Felipe Massa se conformó con un insípido séptimo lugar, a 43 segundos de Fernando Alonso. Jenson Button salvó, si es que un sexto lugar es salvar, los muebles de McLaren. Es triste para esta escudería que ese sea un "buen resultado", tras intentar una estrategia de una sola parada que finalmente abortaron. La carrera estuvo animada, como viene siendo habitual en este circuito (y en los más antiguos, en general), por una buena cantidad de luchas y adelantamientos, casi todos limpios, aunque no exentos de polémicas y toques: el de Di Resta y Maldonado ha sido lo más peligroso del fin de semana, y aun así ocurrió en la curva más lenta, la Parada del Autobús (si es que aún se la puede llamar así tras el rediseño de Hermann Tilke). El adelantamiento de Alonso a Webber bajando hacia Eau Rouge en la primera curva ha sido uno de los más bellos de la carrera. Una carrera que, desde luego, no ha decepcionado, como casi nuca ocurre en Spa-Francorchamps, escenario de deporte y velocidad en estado puro.

LA CENSURA DE ECCLESTONE

Extradeportivamente, tanto al principio de la carrera como a su final, el público se veía alterado por unos miembros de Greenpeace que se descolgaron de la grada principal y sobre el podio. La censura de Ecclestone (que ahora controla la realización televisiva de todas las carreras en todo el mundo, para desgracia de unos televidentes cada vez más acostumbrados a perderse adelantamientos, incidentes y escenas incómodas, como estas) impidió saber qué ponían las pancartas. El público, también desconcertado, silbó porque creían que se trataba de una protesta contra la Fórmula 1. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: los activistas sólo querían llamar la atención sobre la implicación de uno de los mayores patrocinadores de la carrera, Shell, en el deshielo del Ártico.

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Bernie Ecclestone observando lo que ocurría en el podio de Spa

De hecho, un comunicado de Greenpeace aseguraba, tras finalizar la carrera, que la protesta no era contra este deporte, sino contra esa empresa, líder de maniobras ilícitas y extracciones peligrosas y desastrosas contra el medio ambiente. La campaña emprendida en Spa-Francorchamps no era contra la Fórmula 1, ni contra el circuito belga, ni contra los pilotos, ni contra los equipos… Era contra las extracciones petrolíferas en el Ártico que, por medio del deshielo, están agotando las reservas del planeta destruyendo uno de los espacios más frágiles e importantes del mundo. Bajo el lema "¿Petróleo ártico? ¡No, Shell!", un logotipo de dicha empresa aparecía partido por la mitad dejando ver la mitad de la cara de un gran oso polar.

A GREENPEACE LE GUSTA LA FÓRMULA 1

Una campaña en nada incompatible con el disfrute de la Fórmula 1. De hecho, el Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, aseguraba tras el Gran Premio de Bélgica: "¿Es posible que [yo], un activista que he dedicado toda mi vida a la justicia ambiental y social, pueda albergar un amor secreto por las carreras? (…) Apuesto a que hoy hay un montón de ecologistas en las tribunas de la F1, ¡así como existen muchos fans secretos de F1 en Greenpeace! (…) Lo sé porque desde joven soy un gran fan de este deporte".

En su sorprendentemente humilde y sincera carta, Kumi no culpabiliza a la Fórmula 1, sino a Shell, de los problemas medioambientales. De hecho, asegura: "Es hora de separar al patrocinador del deporte". La Fórmula 1 es capaz de hacer de este un mundo mejor, como vimos en esta sección con el caso de de Alex Zanardi (inspiración para muchos jóvenes que han sufrido lesiones graves), o el Instituto Ayrton Senna, que ayuda a millones de niños pobres. Pero también tiene efectos negativos, contaminantes, y no podemos obviarlos, porque seria inmaduro por nuestra parte a estas alturas. Por muy incómodo que nos resulte.

SHELL DESHIELA EL ÁRTICO

El impacto de la F1 es innegable. Pero también es innegable que si ese impacto es capaz vez más contenido, mesurado, consciente de su peso, limitado y sostenible, es posible que compense los beneficios que aporta a esa sociedad y a ese mundo: "Mi interés en la F1 comenzó hace tiempo", continúa relatando Kumi, "gracias a un compañero de piso que era un gran fanático, tanto que a veces se levantaba a las dos de la madrugada para ver las carreras. En poco tiempo las carreras también me conquistaron. Es por este motivo que siento respeto y admiración por la tecnología, deportividad e innovación que hacen el corazón de la Fórmula 1".

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Activista de Greenpeace descolgándose en la tribuna de Spa-Francorchamps

Si el Director Ejecutivo de Greenpeace es capaz de ser fanático de la Fórmula 1, nosotros también podemos mirarnos el ombligo y reconocer nuestra implicación: "Hay algo que no puedo respetar y es lo que Shell, el patrocinador del evento, está haciendo al Ártico. Lejos de liderar un legado de victorias, Shell está a la cabeza de la carrera por los combustibles fósiles en todo el mundo. Muchos científicos afirman que la situación en el Ártico está fuera de control. A medida que el planeta se calienta y el hielo se derrite, Shell y otras empresas se dirigen hacia allí para perforar en busca de más petróleo. Ese es precisamente el combustible que calienta el planeta y derrite el hielo. Es un círculo vicioso, la locura y la codicia en su peor faceta".

COMPATIBILIDADES

¿Se puede ser ecologista y aficionado a la Fórmula 1? Sí: Kumi es el mejor ejemplo. ¿Nos molestan las protestas cuando vamos a ver nuestro deporte preferido? Desde luego. ¿Debemos hacer como Ecclestone y mirar para otro lado como si todo fuera de color de rosa y se pudiera ocultar la realidad cambiando el ángulo de la cámara en la recta principal? Allá cada uno con su conciencia… Incluso Antena 3, emisora que retransmite la Fórmula 1 en España, está implicada en la campaña de Greenpeace "Salvemos el Ártico", en la que están recogiendo firmas para evitar el desastre blanco: "La vida en la tierra depende de la capa de hielo del Ártico porque los rayos de sol se reflejan en ella y rebotan de vuelta al espacio, de esta manera el clima del planeta se estabiliza. Es por esto que en el último año, casi cuatro millones de personas de todo el mundo se han unido al movimiento para salvar el Ártico, y para hacer frente a Shell y otras empresas que compiten por un pedazo de la tarta”, concluye Kumi.

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Mark Webber a su paso por meta con la protesta de Greenpeace en la tribuna principal

Para cualquier cronista hubiera sido muy fácil, como para Ecclestone, obviar este tema, o incluso banalizarlo y criticarlo. Así uno mismo se libraría seguramente también de muchas críticas… Seguiríamos hablando de carreras, motores y pilotos, como todo el mundo hace, sin meternos en berenjenales. Pero si somos consecuentes y profesionales, al menos tenemos la obligación de informar sobre lo que está pasando, y sobre este tema pocos se atreven a hablar en un mundo tan cerrado como la Fórmula 1. Es el tema tabú por excelencia. Abrir la mente y tener capacidad de autocrítica son sensaciones muy saludables. Y así, entre todos, podemos disfrutar de nuestro deporte preferido y defender, al mismo tiempo, bosques tan majestuosos y verdes como los que rodean al mítico trazado de Spa-Francorchamps, en las Ardenas belgas. Y es que el carné de Greenpeace y una entrada de Fórmula 1 se pueden llevar en la misma cartera. Es sólo cuestión de humildad.