Después de muchas temporadas con estabilidad en la normativa de motores, la Fórmula 1 está a punto de vivir un gran cambio de reglamento técnico a partir de la campaña siguiente, en la que, entre otros cambios, se dejarán de usar los motores V8 y los monoplazas montarán los V6 Turbo.

Ante tal novedad, el jefe de equipo de Mercedes, Ross Brawn, opina que en 2014 se verán más problemas en los propulsores debido a la complejidad de tal tecnología: "Volveremos a la época de hace veinte años. La tecnología es tan compleja que espero muchos fallos. Así que volverá a existir otro elemento de sorpresa", argumentaba el británico a Auto Motor und Sport.

Además de la tecnología, otro rompecabezas para ingenieros y pilotos será la reducción del número de motores que los monoplazas podían montar por temporada sin ser penalizados. Hasta este año, los pilotos disponían de ocho propulsores diferentes que podrían cambiar sin sanción. No obstante, con el cambio en la normativa de 2014, sólo se podrán utilizar cinco unidades por temporada sin que haya penalización al respecto.

A esto, Brawn decía:“Los fallos no serán únicamente de los motores, sino que también de los componentes individuales”. Con su declaración, el jefe de equipo de Mercedes hacía referencia a que si, por ejemplo, el turbocompresor o las baterías fallaran la temporada próxima, reemplazar dicho componente tendrá la misma sanción que cambiar un motor, diez posiciones en parrilla una vez que los pilotos no cuenten con más motores disponibles.

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