La última vez que la Fórmula 1 visitó Estados Unidos fue en Indianápolis en 2007. El año que viene Nueva Jersey tendrá otra carrera pero Austin, en Texas, será el reencuentro de un país con una difícil relación con este deporte. Será el fin de semana del 16 al 18 de noviembre en la que será la penúltima carrera del año.

"Estamos a tiempo para completar las obras. El director de carrera Charlie Whiting estuvo hace dos o tres semanas en nuestro circuito, echó un vistazo y dijo que lo estamos haciendo fantásticamente. Estaba muy satisfecho", asegura Sexton.

Tras los fiascos de carreras como Corea del Sur o la India, cuyos circuitos apenas se terminaron a última hora cuando los monoplazas comenzaron a rodar sobre su asfalto, los organizadores de Texas aseguran que estos problemas no se repetirán en Austin. La primera capa de asfalto se dará la próxima semana, el drenaje se ha colocado al menos en la primera mitad del trazado y las carreteras se perfilan. Los trabajos de infraestructuras en el interior del circuito han comenzado, y Sexton dice que periódicamente se reúnen con Ecclestone para hablar del proceso y asegurarse de que todo cumple las expectativas del jefe de la Fórmula 1.

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"Parece contento", asegura Sexton, que también recuerda que la Fórmula 1 no es el único objetivo de este nuevo trazado, pues las tasas que hay que pagar a Ecclestone (de millones de euros) no harán rentable la pista con una carrera al año: "El plan de negocios no era construir un circuito para beneficio exclusivo de la Fórmula 1. Era construirlo para provecho todo el año con cuatro o cinco grandes carreras automovilísticas, y la Fórmula 1 es una".