Tras la suspensión de la carrera inaugural del año pasado, las revueltas y las protestas por el régimen político de Bahréin no han terminado. Pero, pese a todo, y pese a las denuncias de las asociaciones en defensa de los derechos humanos, que han pedido a la Fórmula 1 que no vayan al emirato este año, Bernie Ecclestone sigue empeñado en disputar la carrera, y asegura que los equipos también: "Las escuderías están comprometidos para estar allí, y estarán, y quieren estar allí; quieren estar en Bahréin".

El británico confía en las autoridades: "Hasta ahora nunca hemos tenido ningún problema en Bahréin", asegura Ecclestone ante los micrófonos de Sky Sport, y obvia que el año pasado no hubo ningún problema porque no se disputó la carrera. "Sinceramente esperamos que cuando estemos allí este año no haya ningún problema".

Pero los problemas no están en el circuito, sino fuera de él, en las calles: el pasado 2 de marzo de 2012 murió un anciano, según las informaciones llegadas, al ser supuestamente herido por los policías que sofocaban otra protesta en Duraz. Los informes oficiales indican que la semana pasada fuertes disturbios se produjeron entre manifestantes y policías en varios pueblos más, dejando dos policías más heridos.

Ecclestone asegura creerse las positivas informaciones de las autoridades oficiales y de las comisiones que él mismo organiza. Pero en la práctica, diversas asociaciones humanitarias están teniendo problemas para acceder al país e informar desde dentro sobre lo que realmente está pasando.

Según informa Reuters, un equipo de Amnistía Internacional no pudo entrar la semana pasada en Bahréin por las trabas impuestas por el gobierno, donde pretendía evaluar la situación social del país, las reformas aplicadas y la actuación de las autoridades frente a las manifestaciones contra el régimen.

Pero Ecclestone sigue cuestionándose desde occidente si la Fórmula 1 es buena para el país árabe: "¿La Fórmula 1 es buena para el país", musita unos segundos. "Personalmente creo que sí. Si, realmente lo creo", asegura su propio dueño. "Ayuda a que se genere una gran atención en Bahréin. De lo contrario se le daría la espalda, y sea lo que sea lo que esté pasando allí seguiría su curso. Quizá haga hincapié en el interés de la gente y, por ejemplo, lo que está pasando allí se resuelva".

La ahora preocupación de Ecclestone por resolver los problemas sociopolíticos de Bahréin contrastan con sus declaraciones de hace varios meses, en las que aseguraba que la "Fórmula 1 es un negocio que debe estar por encima de los problemas de cada país", y asegura que "siempre hemos sido apolíticos, actuamos sólo por nuestra propia seguridad".

Todavía resuenan las palabras de Ecclestone, en febrero, cuando calificó las revueltas sociales del país como "los problemas de unos niños que lanzan piedras contra la policía". Ese mismo mes, varios políticos de Inglaterra le instaron a cancelar el Gran Premio por los graves disturbios y la brutal represión de las autoridades.

Pese a que Ecclestone asegura que los equipos están tranquilos, que quieren correr en Shakir y que no se ven situaciones peligrosas en torno al circuito, hace justo un año Christian Horner aseguró cuando estalló la revuelta: "Los equipos de la GP2 están allí y no ven ninguna preocupación. La carrera seguirá adelante". Poco más tarde se anunció la cancelación por los graves disturbios que dejaron varios muertos en las calles.