EL PRIMER PILOTO BELGA
Cuando Jonny Claes se acomodó en su Ecurie Rosier T26C en la parrilla de Silverstone, en la primera temporada de la Fórmula 1 (1950), estaba iniciando la historia de Bélgica en el deporte automovilístico más seguido de la historia. Aunque Bélgica no pueda presumir como otros países de contar con un gran número de campeones en su historia, sí que podemos destacar algunos pilotos que, si bien no triunfaron hasta hacerse populares entre los aficionados más profanos, son recordados por nostálgicos. Porque Bélgica ha contribuido mucho más al automovilismo que con la pista de Spa-Francorchamps.

JACKY ICKX, EL CARÁCTER
A Jacky Ickx, salvando las distancias, le pasó algo parecido que a Gilles Villeneuve: nunca llegó a ganar un campeonato mundial, pero su nombre evoca grandes momentos de velocidad, pasión y espectáculo puro. En Nürburgring 1967 comenzó su descarada carrera en Fórmula 1, al lograr clasificarse tercero en la parrilla con un Matra de Fórmula 2, sólo por detrás de Denny Hulme y Jim Clark, que pilotaban monoplazas de Fórmula 1. Ahí estaba él, orgulloso, risueño y casi altivo. Eso llamó poderosamente la atención de Ferrari (¿y de quién no?), que lo fichó para la temporada de 1968, esta vez sí corriendo un Fórmula 1. Su evolución fue constante desde su debut. Independiente como pocos, Jacky se mostró siempre solitario dentro y fuera de las pistas, sin involucrarse en los asuntos comunes de los pilotos, aunque afectaran a la seguridad de todos. Se reía de la lluvia y de quienes (como Niki Lauda en Japón) se quedaban en boxes tratando de suspender una carrera por su peligrosidad. Él sólo quería correr. No veía el peligro, porque confiaba en sí mismo. Su rebeldía le llevó a alejarse de asociaciones y grupos de pilotos. En su primera temporada para Ferrari terminó tercero en el mundial, tras ganar su primera carrera en Francia.

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Jacky probó numerosos bólidos de competición de otras categorías, como turismos (donde ganó dos veces las 24 Horas de Spa) o las carreras de resistencia. Le Mans fue su prueba preferida. Su primera victoria, en 1969, no estuvo exenta de la altivez propia de un campeón cabezón como él solo: Jacky estaba en contra de las salidas “tipo Le Mans”, que hacían que más de un piloto no se ajustara correctamente los cinturones de seguridad. Su forma de protestar fue paseando tranquilamente delante del público dirigiéndose hasta su Ford GT90, estacionado en la parrilla, donde se tomó su tiempo para ajustarse tranquilamente los arneses de seguridad mientras los demás salían corriendo dispuestos a ser los primeros en tomar la primera curva. Eso le valió quedarse el último en la primera vuelta; no le importó: en la última vuelta al circuito francés, cuando ya se cumplían las veinticuatro horas de competición, Jacky adelantó al Porsche de Hermann y logró la victoria por sólo ciento veinte metros de ventaja. Al año siguiente se prohibió la salida “tipo Le Mans”. Su mejor resultado en Fórmula 1 fue un segundo lugar en el campeonato de 1970 (ya lo fue también en 1969). Desde entonces, la mala suerte quiso que fichara por equipos que atravesaban etapas de decadencia, como la propia Ferrari a principios de los 70 o Lotus, a partir de 1974. No es de extrañar que su nombre sea más recordado en Le Mans, donde mantiene su récord de seis victorias.

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THIERRY BOUTSEN, LA CONSTANCIA
Thierry Boutsen tuvo la suerte de debutar en su propio país. El Gran Premio de Bélgica de 1983 le vio subirse por primera vez a un Fórmula 1. Era un Arrows-Ford, con el que pudo clasificarse decimoctavo en la parrilla, aunque tuvo que retirarse en la carrera por una fallo en la suspensión. Desde entonces, Thierry participó en ciento sesenta y cuatro grandes premios, logrando tres victorias (Canadá y Australia 1989, y Hungría 1990). Su entrada en la Fórmula 1 no fue muy romántica: pagó medio millón de dólares por un asiento. En el Gran Premio de San Marino de 1985, Thierry estuvo a punto de lograr la que hubiera sido su primera victoria: terminó tercero por detrás de Alain Prost y Elio de Angelis. Tras la carrera se comprobó que los coches de los dos primeros clasificados pesaban dos kilos menos de lo permitido, y fueron descalificados. Le entregaron el trofeo a Thierry. Arrows también lo celebró por todo lo alto, pues era su primera victoria en Fórmula 1. Desgraciadamente para ellos, poco más tarde, De Angelis fue reclasificado, y Thierry perdió su trofeo (y Arrows también). Fue así cómo Thierry fue, en un solo fin de semana, tercero, primero y segundo clasificado en una carrera de Fórmula 1. Hoy le podemos encontrar en Mónaco, donde creó en 1997 su compañía Boutsen Aviation, especializada en la compra y venta de jets de lujo. Además, participa como jefe de equipo en diversas categorías, como la Fórmula Renault, la Eurocup Megane o la Le Mans Series.

LUCIANO BIANCHI, EL TODO TERRENO

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Luciano Bianchi nació en Milán (Italia), pero siendo un niño se trasladó con su familia a Bélgica, tras la Segunda Guerra Mundial, donde su nombre de pila cambió a Lucien. No está en las grandes listas de renombrados pilotos, pero se hizo su pequeño hueco entre los aficionados locales al puntuar por primera vez en Spa (1960) y gracias a su tercer puesto en Mónaco, 1968. Aunque en Fórmula 1 no logró grandes méritos, probó casi cualquier cacharro con ruedas que caía en sus manos. Era un auténtico todoterreno que no se asustaba por nada. Y quizá eso le llevó a ganar las míticas 24 Horas de Le Mans de 1968. Si su apellido le resulta familiar quizá sea por su nieto, Lucien Jules Bianchi, estrella emergente del programa de jóvenes pilotos de Ferrari y actual piloto de ART en la GP2. Quizá, algún día, sienta lo que sintió su antepasado al subirse en un monoplaza de Fórmula 1. Tiempo al tiempo.

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ERIC VAN DE POELE, EL NOVIO DE LE MANS
La carrera de Eric Van de Poele no destaca especialmente en Fórmula 1. Nunca logró clasificarse mejor que un decimoquinto lugar. Pero Eric sí que destaca en Spa: la que podría considerarse su pista de casa le ha visto coronarse campeón cinco veces (la primera, antes de ser piloto de Fórmula 1). Eso le convierte en el campeón con más victorias en la prueba belga de resistencia. Y eso ya merece una mención propia, sobre todo al tratarse de una pista tan exclusiva como Spa.

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BERTRAND GACHOT, EL PRESO
Bertrand Gachot realmente nació en Luxemburgo, pero tenía la doble nacionalidad. No ganó ninguna carrera de Fórmula 1, no alcanzó ningún podio, ni siquiera sumó un mísero punto. Entonces ¿qué hace aquí? Bien, podríamos decir que muchos aficionados y un piloto en especial aún le dan gracias por lo que le pasó en 1991: fue encarcelado indefinidamente al rociar con un spray a un taxista londinense. Corría para Jordan y, ante la proximidad del Gran Premio de Bélgica, Eddie buscó a un joven talento para sustituirle. Y ese no fue otro que Michael Schumacher. Podríamos decir que Gachot le cedió el asiento al piloto más laureado de la historia de la Fórmula 1 para que debutara. ¡Y eso sí que es de agradecer!