Finalmente ocurrió lo que nadie quería que ocurriera, Rusia atacó a Ucrania y como era de esperar, empiezan a surgir las primera consecuencias del conflicto en la industria del automóvil. Ya hemos visto cómo el deporte se ha puesto en contra de lo que está ocurriendo y ahora son las propias empresas las que cortan su relación con Rusia, al menos por el momento.

El Grupo Volkswagen y Jaguar Land Rover dejan de vender sus productos en el país, paralizando las ventas de vehículos nuevos, aunque parece ser que todo tiene que ver con la devaluación del rublo y no por motivos éticos o morales. Renault también tiene que paralizar, de momento, sus actividad en Rusia.

Solo se pueden vender vehículos ya fabricados localmente o que hayan pasado la frontera

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Jaguar

Por el momento, solo podemos especular sobre los motivos que han llevado a las marcas a paralizar las ventas, pero Volkswagen ha enviado una carta a los concesionarios rusos, ordenando que no se acepten más pedidos de Škoda, Audi y Volkswagen producidos en suelo extranjero. Solo se pueden vender aquellos vehículos que se hayan fabricado localmente o los importados que ya hayan pasado por la aduana.

Jaguar Land Rover tampoco aceptará más pedidos de vehículos nuevos, hasta que el país vuelva a la normalidad salvo que las sanciones, porque habrá muchas sanciones, impliquen tomar medidas más importantes como las que se están planteando algunas marcas. Medidas que implican abandonar por completo la actividad comercial en Rusia.

Renault detiene la producción en su planta de Moscú

Por otro lado, Renault detendrá la producción en su fábrica situada en Moscú, porque los cuellos de botella en la frontera rusa retrasan las entregas de piezas. También tendrá que detener la producción de la factoría de Togliatti, en el sur de Rusia, por falta de semiconductores.

No obstante, Renault importa a Rusia más de la mitad de los componentes que necesita para fabricar sus coches. La planta de Togliatti, por ejemplo, usa un 20% de componentes importados, pero la fábrica de Moscú recibe el 40% de sus piezas de fuera. Si las sanciones acaban como se espera que acaben, Renault podría tener muchos problemas para fabricar sus coches en Rusia.