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Mucho antes que el Mini Cooper SE saliera al mercado, de que la propia Mini y muchos especialistas en restomod decidieran transformar los Mini clásicos en eléctricos y cuando nadie podía imaginar que esta marca fuera a ser totalmente eléctrica en 2030, ya existió un primer Mini movido por electricidad.
Un Mini eléctrico y muy genuino
En 1966 la empresa propietaria de Mini era la British Motor Corporation (BMC) y la crisis del petróleo de 1973 todavía no se atisbaba entre las preocupaciones del mundo occidental. Del trabajo conjunto de BMC y el Electricity Council, un organismo creado en 1958 para supervisar el suministro eléctrico en Inglaterra y Gales, nació en 1966 un Mini Traveller eléctrico.
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Para aquel primer Mini de emisiones cero se eligió la carrocería Traveller, más larga y con mayor capacidad, ya que era necesario poder alojar en su parte trasera la gran cantidad de baterías de 12 voltios que alimentaban el motor situado en la parte delantera. Los asientos traseros desaparecieron y se convirtió en un biplaza. Su aspecto exterior no cambiaba y la recarga se realizaba conectándolo a la red eléctrica con un enchufe doméstico. Su velocidad máxima era de 65 kilómetros/hora y la autonomía máxima de 40 kilómetros.
Hasta que la chispa se apagó
El proyecto no tuvo mucho recorrido, más allá de las fotos de prensa y de la aparición en algunos medios en 1966 y quedó aparcado. En 1973, ya con la primera crisis del petróleo amenazando todo el mundo, el entonces secretario de estado de medioambiente (sí, ya existía ese cargo en 1973), Geoffrey Rippon, tuvo la idea de acudir a una reunión con el entonces primer ministro, Edward Heath, a bordo de este Mini eléctrico, eso sí, conducido por su chófer. Rippon convocó a la prensa a la puerta del 10 de Downing Street para mostrar las bondades y la viabilidad de la movilidad eléctrica en un vehículo tan popular por aquel entonces como lo era el Mini.
Más de 30 años dedicado al periodismo del motor y el estilo de vida que siempre ha acompañado al automóvil, primero como director de tres publicaciones y ahora como colaborador. Por mucho que se empeñen en hacernos creer que los coches son simples instrumentos de movilidad, para mí son verdaderas obras de arte que provocan emociones y el primer artefacto moderno que proporcionó a la mayoría de la humanidad una forma real de libertad y de conocimiento de otros mundos, mucho antes de que existiera Internet.