Fíjate en el cuentarevoluciones situado en el centro: en muchos coches, una caricia sobre el acelerador manda la aguja arriba y abajo lentamente como una pelota lanzada al aire. No es así en el McLaren. Acelere el V8 biturbo en punto muerto y la aguja recorrerá el tacómetro como un rayo, se detendrá bruscamente y bajará de nuevo con la misma fidelidad.

Junto al embrutecido GT2 RS y al curvilíneo Ferrari, el 12C es casi soso. Su principal baza de diseño son las puertas de apertura vertical, que pivotan arriba y abajo tras rozarlas con los dedos y activar el sensor que abre el seguro. Acceder al interior es fácil –simplemente entra y siéntate-, pero la salida es más complicada debido a las elevadas vigas laterales del chasis de fibra de carbono.

Conduce el McLaren después de haber probado el Porsche y el Ferrari y las diferencias saltarán a la vista. Quizá de forma sutil, pero las pequeñas cosas están ahí. Los asientos tienen una forma perfecta. Los múltiples ajustes con los que cuenta el volante permitirán acomodar a la más excéntrica de las posturas de conducción. El capó delantero es bajo y permite al 12C tener una mejor visión hacia delante que los otros dos coches de la comparativa, aunque la zaga del Ferrari es más baja y permite una mejor visibilidad trasera. El McLaren está construido alrededor del conductor. La posición de conducción está más centrada que en el Ferrari y se siente más estrecho brindando una mejor perspectiva de la situación del coche en la carretera.
La ergonomía ayuda a utilizar todo el potencial del McLaren, que logra la mejor marca en aceleración del test. Tarda 13,9 segundos en alcanzar los 240 km/h desde parado y es medio segundo más rápido que el GT2 RS, que queda en segunda posición.

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El motor prácticamente no se escucha y es mudo al lado del Porsche y el Ferrari. Cambia el modo de conducción a Sport o Track, y se elevará el sonido de los escapes en el interior, pero no cambiará el hecho de que la mayoría del sonido que llegue a ti sea el soplido de los turbocompresores. Los silenciosos trayectos en autopista son geniales, pero quizá cuando pagas por 600 caballos no quieres escucharlos sólo a altas revoluciones.
Un mando situado al lado del selector de los modos de conducción, llamado Proactive Chassis Control -PCC-, controla el chasis y la suspensión. Si hay un botón que hace brillar el 12C sin duda es este. Conectado a través del sistema hidráulico y nitrógeno, el PCC permite separar el balanceo producido por la suspensión de cada una de las ruedas. En modo Normal, el MP4-12C rueda como un berlina. Cambia al modo Track y casi será tan duro y rígido como el GT2 RS. Incluso en las carreteras más rotas el McLaren permanece unido al asfalto.

El 12C es un superdeportivo totalmente equilibrado. Su mayor visibilidad garantiza al conductor una mayor confianza y la obediente suspensión permite utilizar el motor o los frenos al máximo. Añade una entrega de potencia lineal, un tacto de freno homogéneo y una dirección predecible y tienes un vehículo que, a pesar de ser monstruosamente potente, se siente como una extensión de tu cuerpo. Todo en el McLaren funciona exactamente como te esperas y te permite ajustar la velocidad poco a poco y, al final, permite rodar del punto A al B más rápido que sus dos rivales.

Aunque el McLaren esté quizás a un milímetro de la perfección, a baja velocidad la caja de cambios y los frenos parecen conspirar para ser difíciles de dosificar. A nuestra unidad preserie le faltaba el sistema de entretenimiento. Esperamos que el 12C que se entregue al cliente sea de la más alta calidad, el que ha pasado por nuestras manos tenía detalles mejorables. La mayoría de los indicios sin embargo apuntan a que McLaren ha elevado el nivel del supercoche. El MP4-12C ofrece un nivel de talento nunca visto. Es el tipo de coche puede recorrer el país y también rodar en circuito, sin comprometer ninguno de los dos aspectos. Por ahora, es lo más cerca que puedes estar de la felicidad eterna.

Lo mejor: Suspensión muy versátil. Entrega de potencia lineal. Interior confortable.

Lo peor: Algo carente de “alma”. Es difícil salir de él con gracia. Fiabilidad no contrastada.

Veredicto: Una increíble combinación de refinamiento y rendimiento en un ‘envoltorio’ utilizable.

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