“Te expulsarían de cualquier track day por conducir así”, comentó mi nuevo coeditor general Jethro Bovingdon mientras volvía al paddock con el Huracan Sterrato, polvoriento, con las parrillas llenas de cardos y malezas, con pedazos de plantas que caen desde los agrandados y ensanchados pasos de rueda.
Tiene razón, por supuesto. Probablemente no sería bienvenido a su típico evento de conducción de alto rendimiento repleto de Camaros y 911, tratando de perfeccionar sus trazadas, optimizar sus tiempos y verificar la presión de sus neumáticos. Ciertamente no en un superdeportivo levantado con protuberancias, deslizándose como un loco, lanzando trozos de goma al aire, recortando curvas y arrastrando trozos de tierra de regreso a una superficie de asfalto.
Por supuesto, esto presenta un problema, particularmente para alguien como yo que se gana la vida produciendo vídeos de este tipo de travesuras. Si hiciera lo mismo en la calle, alguien inevitablemente gritaría: “¡Llévalo al circuito!”.
Me han sacado la bandera negra en los días de tandas públicas por sobrevirar al salir de curvas cerradas; aparentemente, "llevarlo al circuito" no significa acudir a un track day, sino más bien alquilar una pista de carreras para ti solo para realizar este tipo de conducción en particular (a un precio tremendamente diferente). Asistir a unas tandas puede costar desde cien dólares, para un evento local en una pista relativamente desconocida, hasta varios miles de dólares para un día de “Sonido Ilimitado” en Laguna Seca. Lo mismo ocurre con el alquiler de la pista completa, que empieza en unos pocos miles de dólares y, en el otro extremo, termina en más de 70.000 dólares para alquilar el Nordschleife por un día.
Si decides alquilar una pista para ti solo o consigues un trabajo en la revista de coches más increíble de Estados Unidos, trae el superdeportivo más absurdo a la venta hoy en día: el Lamborghini Huracán Sterrato, listo para un rally. No te meterás en problemas por derrapar en cada curva del trazado, incluso a 160 km/h con un fácil secuencia de movimientos. Tampoco lo harás por destruir un juego de neumáticos Bridgestone específicos. Es posible que te señalen con el dedo con severidad, como lo expresó el amable personal de Thunderhill, por “crear un peligro de incendio”, ya que simplemente debes ignorar dónde termina el asfalto y comienza la tierra, continuando a un ritmo increíble, sin que ni el automóvil ni el conductor se molesten lo más mínimo por el cambio de superficie, y mucho menos por la presencia de plantas, piedras o arbustos.
Para personas como yo, que crecimos en 'Top Gear', un programa de televisión que ciertamente no requiere explicación aquí, los tiempos de vuelta son buenos, pero las travesuras en forma de derrapadas llenas de humo son mejores. Realizar deslizamientos controlados en un superdeportivo tan espectacular como este es, para muchos de nosotros, la verdadera señal de lo que debe y puede ser la diversión en un automóvil.
Pero a medida que los coches se vuelven más rápidos, más potentes y más orientados hacia actos heroicos contra el cronómetro, con pegajosos neumáticos cada vez más caros, la idea de que un entusiasta adinerado con la habilidad y la valentía pueda hacer deslizar su superdeportivo se vuelve cada vez más distante, incluso con coches como los BMW M2/M3 y el McLaren 720S que vienen de serie con características que fomentan y ayudan al derrapaje.
¿A dónde voy con esto? Bueno, por fin, en 2023, tanto Porsche como Lamborghini, quienes han demostrado dominio de la dinámica de los coches de calle, finalmente aprendieron lo que los residentes de California y muchos entusiastas de los rallyes saben desde hace tiempo: dominio sobre el desierto. Esto hace que un vehículo con una gran dinámica en carretera, tras recibir una serie de modificaciones cuidadosamente consideradas, muestre un comportamiento fuera del asfalto igualmente excelente.
El desierto es el último bastión de la verdadera libertad automovilística. Las reglas son prácticamente inexistentes en dicha superficie. Hay mucho espacio, y muy pocas cosas que golpear, e incluso si tuvieras un accidente, la probabilidad de herir a otra persona es muy, muy baja. El terreno está suelto, pero en muchos lugares no es particularmente rocoso ni peligroso. ¿Crees que un 911 o un Huracán son divertidos sobre el asfalto? Prueba uno en el desierto. Escribí extensamente sobre el 911 Dakar a principios de este año y ahora hemos convencido a Lamborghini para que nos proporcione un Sterrato y dos juegos de neumáticos para el Performance Car of the Year. No tenemos desierto, solo tenemos una pista de carreras, pero también asistí al lanzamiento del Sterrato en Mojave, donde lo conduje en un circuito de rallycross compuesto por tres kilómetros de asfalto y cinco km de tramo de arena, y fue una experiencia fantástica.
Francamente, Lamborghini no ha tenido que hacer mucho con su Huracán para convertirlo en un coche de rally. Esto no pretende disminuir los logros de sus ingenieros; en algunos casos, menos es más. El motor y el tren motriz se dejan en paz, salvo por una toma de techo funcional diseñada para mantener la arena fuera de las tomas de aire. El coche se levanta ligeramente, se ensancha un poco con pasos de rueda revestidos, se le da una placa protectora básica y algunas luces antiniebla, llantas diferentes y neumáticos con tacos, y eso es más o menos todo el asunto. Lamborghini ha reprogramado los modos de conducción, por lo que en lugar de "Corsa" ahora tenemos "Rally".
Si bien puedo apreciar absolutamente el carácter y la influencia del motorsport en algo como el Huracán STO, francamente, aprecio más la flexibilidad que viene con el Sterrato. Se conduce maravillosamente en carreteras irregulares, en muchos sentidos mejor que el 911 Dakar. Tiene suficiente balanceo de la carrocería para permitirte encontrar el límite y jugar allí sin sentir que vas a perder el coche. No le molesta prácticamente nada, desde golpear una acera hasta hacer un giro brusco fuera de la carretera hacia la tierra a 120 km/h por hora.
¿Desventajas? Claro, nada es perfecto. Si realmente intentas conducir al límite en un circuito, se desestabiliza al frenar. ¿Y por qué no lo haría? Así funcionan los neumáticos todoterreno con grandes flancos. De hecho, no es particularmente bueno conduciendo al límite, punto. Es excelente para una pequeña escapada off-road, un viaje por carretera a buen ritmo o una pista a toda velocidad.
Pero a medida que el Huracán se acerca a sus últimos años, después de una década completa en producción, comenzamos a pensar que al veterano modelo ya no le quedaba nada que dar. El Performante, el Evo, el STO y el Tecnica son maravillosos, pero son versiones matizadas de fundamentalmente lo mismo: automóviles más ligeros, más afilados, más rápidos y luego se les vuelve a poner el cuero para que la gente pueda usarlos todos los días. No hay nada malo en esta metodología, pero es predecible y no particularmente interesante.
El Sterrato, por otro lado, es un coche que define el género. Sin faltarle el respeto al 911 Dakar: también es increíble, pero Porsche lleva más de 40 años compitiendo con coches todoterreno y era solo cuestión de tiempo antes de que viéramos un 911 de rally de fábrica. El éxito instantáneo del Sterrato, no sólo desde un punto de vista dinámico sino también de ventas (se agotaron casi de inmediato), significa que los superdeportivos pueden y deben ser coches de rally, sobresaliendo en comodidad en carretera y uso off-road, yendo de lado, y realizando travesuras que dibujarán una sonrisa en el rostro incluso del coleccionista más hastiado.
Es posible que el Ferrari 296 haya ganado el voto de todos para el Performance Car of the Year y, por sus logros, lo felicito. Pero el Sterrato puede ser el superdeportivo más ridículo, divertido y absurdo de los últimos 10 años, el más Lamborghini de todos los Lamborghinis.
