Hoy me he puesto este look playero porque efectivamente tengo la intención de ir a playa, pero en esta aventura no he optado por un coche diésel que me permita ahorrar unos euros gracias a su menor consumo, ni tampoco por un modelo de gasolina con el que la experiencia sea un poco más emocionante. En su lugar, me he decantado por un automóvil que está siendo todo un éxito en Europa desde su llegada en 2019, con unos índices de ventas muy elevados que le llevaron a convertirse en el coche eléctrico más vendido del planeta tanto en ese año como en el siguiente. ¿Su nombre? Tesla Model 3, un coche eléctrico que acaba de renovarse para mejorar su rango de uso y que ahora anuncia ¡614 kilómetros de autonomía!

Si a esto le unimos la red de recarga que la marca americana ha desplegado por nuestro país, con algunos Superchargers bien distribuidos, deberíamos de estar ante una experiencia que cambie por completo nuestra percepción sobre lo que supone hoy en día viajar por España con un coche eléctrico pero, ¿será realmente así?

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Diego Rueda

¡Rumbo a Valencia en Tesla!

Comenzamos esta aventura a los mandos del Tesla Model 3 Gran Autonomía desde la icónica Puerta de Alcalá de Madrid. Este será nuestro punto de salida de un viaje con el que pretendemos descubrir tanto el comportamiento en carretera de la berlina eléctrica como, especialmente, la red de supercargadores de la compañía californiana pues sin ellos sería muy difícil llegar a nuestro destino: la playa valenciana del Saler.

Los Supercharger de Tesla son uno de los principales alicientes de compra de uno de los diferentes modelos de la marca, principalmente para todos aquellos usuarios que tengan la intención de abandonar la ciudad y emprender un largo viaje por carretera, pues estos puntos de carga rápida permiten recorrer la geografía española sin temor a quedarnos sin batería por el camino, algo que nos sucedería con la mayoría de vehículos eléctricos del mercado. Nuestra unidad de pruebas goza de la última actualización introducida por el fabricante estadounidense, de forma que su autonomía teórica alcanza los 614 kilómetros según el protocolo WLTP, es decir, muy por encima de la distancia que nos separa de Valencia. Pero claro, todos sabemos que estos datos ofrecidos por las marcas se adecuan mucho más con una conducción urbana en la que la frenada regenerativa cobra especial protagonismo, en lugar de largos viajes por autopistas o autovías.

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Diego Rueda//Car and Driver

Nuestra aventura comienza con la batería de iones de litio al 72% de su capacidad, lo que implica tener que detenernos en el Supercharger de Atalaya del Cañavate, Cuenca, lugar al que llegaremos con un 24% y en el que permaneceremos unos 15 minutos mientras el Model 3 repone energía. En realidad, no hemos sido nosotros los que hemos decidido realizar este alto en el camino, sino el propio vehículo pues antes de iniciar el viaje se encarga de la planificación del mismo, indicándonos en todo momento el porcentaje de carga con el que llegaremos al destino, siempre y cuando sigamos sus instrucciones al pie de la letra, algo que haremos para evitar cualquier contratiempo.

Esta característica es esencial en un viaje de largo recorrido porque te da la potestad de anticiparte a lo que va a suceder, con una previsión complemente fiable que nos permite incluso jugar con la velocidad para comprobar cómo varía el porcentaje de carga final en función de si vamos más rápido o más despacio. En este sentido, la gran protagonista es una pantalla táctil de 15 pulgadas que preside un interior minimalista en el que no encontramos botones, más allá de los elevalunas, los situados en el volante y los propios warnings. Si es la primera vez que te subes en un Tesla te va a sorprender, pero pronto te acostumbras a este peculiar diseño de tintes futuristas y al manejo de un display de alta definición con una rapidez de repuesta sobresaliente y unos gráficos de muchísima calidad, capaz incluso de entretenernos en las paradas con los habituales minijuegos y aplicaciones curiosas que pone la marca californiana a nuestra disposición.

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Diego Rueda//Car and Driver

Desde el apartado ‘Energía’ podemos ver la autonomía restante, el consumo de energía y una gráfica que nos indica cómo se está descargando la batería a medida que avanzamos hacia nuestro destino. Quizás, echo de menos algún indicador frente al volante o un head-up display que me permita no tener que desviar la vista de la carretera para comprobar la velocidad a la que se desplaza el Model 3 y es que en este vehículo es sumamente sencillo alcanzar un ritmo elevado, principalmente porque bajo nuestro pie derecho descansan 366 kW, es decir, 498 caballos de potencia. Hablamos de una cifra muy cercana a la de un BMW M3 Competition, que nace fruto de los dos motores encargados de mover los contundentes 1.919 kilos de nuestra unidad de pruebas, ubicados uno en cada eje. No sabemos la cifra exacta de par que son capaces de ofrecer, pero sí que a la más mínima insinuación con el acelerador serían capaces de ponernos a ritmo de Autobahn sin que nos diéramos cuenta.

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Diego Rueda//Car and Driver

La respuesta es instantánea y la aceleración, simplemente impresionante. No estamos en una versión Performance, pero este Gran Autonomía consigue alcanzar los 100 km/h en solo 4,4 segundos, un dato llamativo, aunque lo más sorprendente es el contundente empuje de estos dos motores, capaces de pegarte contra el asiento de forma violenta. Simplemente te dan ganas de gritar y partirte de risa al mismo tiempo. Pero no solo debemos elogiar al sistema de propulsión, sino también a un chasis muy bien puesto a punto que camufla notablemente las casi dos toneladas de peso y le brinda al Model 3 una agilidad asombrosa. La suspensión independiente en ambos ejes, de doble horquilla delante y multibrazo detrás, es garantía de precisión, estabilidad y confort, con un tarado firme que permite tener bajo control los movimientos de la carrocería y ofrecer un nivel de comodidad elevado al mismo tiempo.

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Diego Rueda//Car and Driver

La dirección, de asistencia eléctrica y con dos apenas dos vueltas de volante entre topes, tiene un tacto realmente bueno y una precisión muy elevada, lo que nos permite afrontar los giros con decisión, mientras que el equipo de frenos pasa completamente desapercibido. Eso se debe a que este coche se puede conducir con un solo pedal, de forma que al dejar de acelerar el grado de retención es tan elevado que no necesitamos hacer uso del freno mecánico. En caso de que la frenada regenerativa no sea suficiente, recurrimos a un pedal muy duro que no termina de dar mucha confianza y es que no nos permite modular la fuerza de frenado como nos gustaría.

Tesla ofrece una garantía de 8 años o 192.000 km, con un mínimo del 70 % de conservación de la capacidad de la batería.

Hora de reponer energía

El tranquilo y cómodo viaje que nos está brindando el Model 3 se ve detenido por una parada obligatoria en la citada estación de supercargadores de la Atalaya. Aquí descubrimos un total de 9 puntos de carga rápida, capaces de suministrar potencias de hasta 150 kW, lo que nos permite pasar del 22 al 82% en unos 30 minutos. Las unidades instaladas se corresponden con la versión V2 y eso significa que no son capaces de alcanzar los 250 kW de los V3 que ya está instalando Tesla en nuestro país –el proceso se completará en 2022–, además de que dividen la potencia de carga si otros vehículos de la compañía se conectan a la red, algo que no sucederá con los citados V3. Dado que recargamos unos 46 kWh, el precio de la sesión es de 14,18 euros –el kWh está a 0,29 €– y eso significa que ya podemos continuar con nuestra aventura. Antes de nada, cabe destacar que el proceso de carga es muy rápido y sencillo ya que únicamente basta con descolgar la manguera y conectarla al vehículo. El pago se realiza de forma telemática a través de la ‘Cuenta Tesla’ con el método que haya seleccionado el cliente. Una vez completado el proceso, la pantalla táctil nos indica que llegaremos a nuestro destino con menos del 35% de la capacidad de la batería. Es hora de ponerse cómodos y seguir el camino.

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Diego Rueda//Car and Driver

Antes de llegar a la costa de Valencia decidimos hacer uso de una de las funciones más reconocibles de los vehículos Tesla: el Autopilot. Nuestra unidad de pruebas contaba con la versión más sencilla de este asistente de conducción, de forma que simplemente se limita a realizar las funciones de un control de crucero adaptativo al que se le suma el sistema de mantenimiento de carril. Basta con mover la maneta derecha –situada tras el volante– hacia abajo dos veces para activarlo y un simple toque al freno para desactivarlo. Aquellos que quieran ampliar sus funciones (cambio de carril y aparcamiento automático, poder mover el vehículo hacia delante o hacia detrás con la aplicación móvil) deberán pagar 3.800 euros, mientras que para beneficiarse de una conducción autónoma total será necesario abonar 7.500 €, y esperar a que la legislación actual lo permita. Dado que al realizar los adelantamientos es necesario desactivarlo, decidimos prescindir de sus servicios para el resto del trayecto.

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Diego Rueda//Car and Driver

Este viaje de ida poco a poco va llegando a su fin y el cansancio no es nada acusado, básicamente porque los asientos de este coche son muy cómodos, sobre todo la banqueta y el respaldo, no tanto el reposacabezas pues es realmente duro y puede llegar a molestar. El notable aislamiento del Model 3 también contribuye ya que a velocidades de 120 km/h no es acusado el ruido aeroacústico y tampoco el de rodadura. Además, el espacio que tenemos en las plazas delanteras es generoso, mientras que el puesto de conducción es elevado y nos permite ver el capó en todo momento, brindándonos una buena visibilidad, aunque el grosor del pilar A nos limita un poco nuestro campo de visión (especialmente en trayectos urbanos).

Vistas junto al mar, comida y regreso a Madrid

Se acercan las 15:00 horas de la tarde y ya estamos al lado de nuestro destino, un restaurante ubicado en plena playa del Saler, pero antes toca detenerse para contemplar las vistas del mar. Desafortunadamente, la bandera roja y el fuerte oleaje nos impiden darnos un buen chapuzón en las aguas del mediterráneo, una verdadera pena, por lo que es el momento ideal de describir los sutiles cambios introducidos por Tesla en este Model 3 Gran Autonomía de cara a este año 2021. A decir verdad, estamos ante un coche cuya estética es prácticamente la misma que la del Performance probado hace un tiempo, a excepción del pequeño alerón y las llantas específicas, ya que la principal modificación viene con la desaparición de unos cromados que dejan su lugar a unas superficies pintadas de negro. Los neumáticos –unos Hankook Ventus S1 Evo 3– ahora son más eficientes pues presentan una menor resistencia a la rodadura y cuentan con tecnología de absorción de ruido, las llantas han cambiado de diseño, siendo de 19 pulgadas en nuestra unidad de pruebas y el maletero presume de un sistema de apertura eléctrica automática. Este se puede abrir desde el propio portón o desde la pantalla táctil, así como desde la propia aplicación móvil. Tampoco podemos olvidarnos de la bomba de calor encargada de refrigerar la batería ya que, junto a los cambios realizados tanto en el software como en el sistema de propulsión, es la gran responsable de la mejora experimentada en la autonomía.

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Diego Rueda//Car and Driver

En el interior los cambios son algo más notables, principalmente porque el habitual negro piano que tanto gusta a los fabricantes ya no está presente y en su lugar ahora encontramos unas superficies en negro mate, color que también hace acto de presencia en los umbrales de las puertas. La consola central se ha rediseñado, de forma que nos encontramos con un gran compartimento para dejar todo tipo de objetos y con un área muy interesante pensado para recargar dos teléfonos móviles de forma inalámbrica. Los parasoles también se han modificado –los espejos ahora cuentan con una tapa de apertura magnética– y en la guantera se ha añadido una salida USB pensada para almacenar los vídeos grabados por las cuatro cámaras del coche. En las plazas traseras se han incorporado dos tomas USB-C, situadas en un mueble central acompañado por unas salidas de aireación, pero no por el molesto túnel de transmisión que encontramos en prácticamente todos los automóviles con motor de combustión. Esto nos permite disfrutar de una mejor forma de la plaza central, especialmente por el espacio que tenemos para los pies, aunque donde iremos realmente cómodos es en las dos butacas laterales. Estas presentan un mullido muy acertado tanto en la banqueta como en el respaldo, mientras que el espacio del que disponemos para la cabeza y, sobre todo, para las piernas es muy generoso. En cuanto al maletero, con 425 litros de capacidad no será ningún problema a la hora de viajar y más si aprovechamos esos 117 litros adicionales del cofre delantero.

Por fin llegamos al restaurante para reponer energías, esta vez no precisamos de un supercargador sino de un riquísimo arroz valenciano, lo que nos da la fuerza necesaria como para seguir con nuestra aventura a los mandos del Model 3. Ahora toca repetir la historia, es decir, indicarle al coche nuestro destino para que calcule dónde tenemos que parar a recargar la batería, el porcentaje de la misma a la llegada y el tiempo de carga necesario para continuar. Esto nos lleva al Supercharger de Torrent, Valencia, donde llegamos con un 25% y permanecemos unos 20 minutos hasta que la batería alcanza el 62% de su capacidad, lo que nos permite afrontar el siguiente tramo del trayecto. Cabe mencionar que el proceso fue más lento de la cuenta ya que los supercargadores V2 se vieron obligados a dividir su potencia de 120 kW debido a la presencia de un Tesla Model S.

La luz del día comienza a desaparecer y la intensa lluvia nos acompaña durante un buen tramo del viaje, lo que nos impide grabar los planos que teníamos pensados. La segunda parada obligatoria nos vuelve a llevar a la estación de la Atalaya del Cañavate, Cuenca, lugar al que llegamos por debajo del 25% del nivel de batería y en el que permanecemos unos 30 minutos. El Tesla quería que cargásemos hasta poco más del 60% para así llegar a Madrid con apenas el 20% de carga, pero decidimos continuar nuestra estancia en el supercargador un poco más, concretamente hasta el 82%, para gozar de una mayor autonomía en la capital. El precio de esta sesión fue de 15 euros.

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Diego Rueda

La opción más adecuada

Finalmente llegamos a nuestro destino en plena noche y con la batería al 37%, después de recorrer un total de 816 km y con un consumo energético promedio de 18,9 kWh durante el viaje. Un calculo rápido nos proporciona una autonomía real de 433 kilómetros, muy por debajo de los 614 anunciados por la marca, pero suficientes como para realizar largos viajes por carretera en compañía, eso sí, de las 33 estaciones de supercargadores que Tesla ha instalado en España. En el mercado de vehículos eléctricos español solo el Tesla Model S ofrece más autonomía que nuestra unidad de pruebas, aunque este también es más caro ya que parte desde los 89.990 € por los 52.390 euros del Model 3 Gran Autonomía. No es de extrañar que los clientes de la marca se decanten por este último. Un coche muy rápido, cómodo, bonito y preciso.

A favor: Aceleración, calidad percibida, comportamiento, habitabilidad, red de carga Supercharger, aplicación móvil.
En contra: Tacto del pedal de freno, peso, autonomía real en carretera, reposacabezas.