El gran tema de conversación tras la carrera inaugural del domingo en Bakú fueron las polémicas limitaciones en las conversaciones por radio entre el piloto y el muro. Se pudo ver claramente la frustración de Lewis Hamilton cuando se encontró con un problema en el ajuste del motor con el que los ingenieros de Mercedes no podían ayudarle.

"Al final era sólo un interruptor que estaba en la posición incorrecta. Y a 350 kilómetros por hora no es fácil darse cuenta de qué problema hay", ha reconocido el jefe del equipo, Toto Wolff, para los medios alemanes.

Los de Brackley aseguran que Nico Rosberg tuvo un problema similar pero más fácil de resolver. "Sentí la pérdida de potencia y miré al volante. Pensé en eso y luego me di cuenta de lo que era", confirmó el líder del Mundial.

"No había forma de saber lo que estaba mal, por mucho que lo hubiera estudiado. Miraba al volante la mayor parte del tiempo, lo que es peligroso. Necesitan revisar esta regla", ha comentado el tricampeón en relación a las limitaciones de las conversaciones por radio entre ingenieros y pilotos, que se impusieron a raíz de que se creía que los ingenieros hacían más trabajo que los miembros de la parrilla.

Hamilton cuenta con el apoyo de Niki Lauda, presidente no ejecutivo de Mercedes, en esto. Sebastian Vettel también está de acuerdo y considera las limitaciones "una broma", del mismo modo que Fernando Alonso.
"Es estúpido", ha acordado Kimi Raikkonen, que sufrió para resolver un problema que tenía sin la ayuda de su equipo el pasado domingo.