Alemania ha regalado a los aficionados de la Fórmula 1 a un corredor tan relevante y talentoso como Michael Schumacher, pero antes de que el Kaiser reinase con mano de hierro en la categoría reina hubo años en los que la presencia de pilotos germanos de relevancia fue prácticamente inexistente. Para encontrar al principal antecesor de Michael en la competición hay que remontarse hasta la década de los 50 y 60, cuando Wolfgang von Trips deslumbró con una calidad propia de un verdadero campeón.

Este valeroso teutón corría a mediados de 1950 por pura afición. De modales impolutos, la velocidad de von Trips no pasó desapercibida para Enzo Ferrari, quien le hizo debutar a los mandos de un Lancia-Ferrari D-50 en el GP de Italia. Por desgracia, un accidente en los entrenamientos, del cual salió ileso, provocó que fuera despedido en el acto por il Comendatore. Al día siguiente, un problema en el coche de Luigi Musso demostró que el choque de Wolfgang no fue debido a un error del piloto, sino a un defecto en la dirección de los bólidos. Esto provocó que Ferrari volviera a acoger al corredor alemán entre las filas de su formación, ya de cara a la campaña siguiente.

En 1957, Ferrari presentó un equipo donde nada menos que seis pilotos pretenderían correr a lo largo de la temporada. Dada la sobredimensionada plantilla de la escuadra italiana, von Trips sólo pudo correr en tres carreras: Argentina, Mónaco y Italia. En esta última logró un sensacional tercer puesto, despidiendo el año con buen sabor de boca. 1958 siguió una tónica parecida a la campaña anterior. Wolfgang pudo correr seis citas, obteniendo un tercer puesto en Francia como mejor resultado. Dos carreras más en los puntos le hicieron acabar undécimo en la general.

De cara a 1959, Wolfgang se vio afectado por la muerte de la mayor parte de sus compañeros de equipo, como Eugenio Castellotti o Alfonso de Portago, lo cual le llevó a abandonar Ferrari. Tuvo un paso fugaz por Porsche, en donde compartió garaje con la primera mujer de la historia en Fórmula 1, Maria Teresa de Filippis. Su estancia en el equipo alemán no resultó productivo por lo que, incluso antes de que acabase el curso, el germano regresó a Ferrari. La temporada de 1960 sí que se pudo considerar una temporada como tal para von Trips. Corrió todas las carreras menos una y acabó séptimo en la general, sirviendo la misma como una buena preparación para la campaña siguiente.

El 1961 empezó muy bien para el conductor alemán. Después de llevarse la Targa Florio junto a Olivier Gendebien, Wolfgang ganó la primera carrera de su vida nada menos que en Mónaco, segunda cita del calendario. El segundo puesto que vino a continuación en Bélgica dejó claro que ese año su objetivo realista no podía ser otro que el mundial. Para ello tendría que batir a su compañero de equipo, el estadounidense Phil Hill. A pesar de abandonar en Francia, su segunda victoria del año, esta vez en Gran Bretaña, y otro segundo lugar en Alemania le permitieron liderar la clasificación del mundial y poner contra las cuerdas a Hill. Fue entonces cuando llegó el Gran Premio de Italia, aquel donde von Trips había conseguido el primer podio de su trayectoria. Hasta el día de la carrera, el fin de semana del piloto teutón fue impecable, siendo más rápido que su rival y consiguiendo la pole position.

No obstante, todo lo brillante que pintaba la cita del domingo se tornó en un negro profundo nada más iniciar la carrera. Una mala arrancada relegó a Wolfgang a la mitad del pelotón. Al final de la segunda vuelta, cuando se disponía a remontar y defender su primera posición en el mundial, sucedió la desgracia. El Ferrari del germano se tocó con el coche de un joven Jim Clark en la frenada de la Parabólica y su piloto murió en el acto, además de una docena de espectadores a los cuales el bólido rojo se llevó por delante. A pesar de tal catástrofe, la carrera no se detuvo. Hill se impuso y relegó a von Trips a la segunda posición de la general. Con esto, el aristócrata germano se convirtió en el primer subcampeón a título póstumo de la historia. Además de ello, también fue el primer alemán que brilló en la categoría reina del automovilismo. Tendrían que pasar más de treinta años para que un compatriota le relevase.