Como en la mayoría de deportes, el éxito lleva a la recompensa económica, tanto en términos de dinero como de patrocinio. No es difícil entender las diferencias de dinero de Mercedes y Ferrari en comparación con el de Force India y Sauber.

Más dinero significa que puedes tener lo mejor de todo: las mejores instalaciones; ingenieros; pilotos; investigación y programas de desarrollo y mientras que los equipos ricos pueden resolver con dinero cualquier problema que se les presente, sus rivales están limitados en cada contratiempo y así nunca reducen el hueco, simplemente pueden confiar en la suerte de un resultado bueno de manera ocasional.

El ex presidente de la FIA, Max Mosley, trabajó sin descanso para hacerles entender a los equipos que gran parte del dinero se gastaba en cosas que no significaban nada para los aficionados de las gradas. Aunque algunas de las medidas que introdujo se aceptaron, como la reducción de test y la limitación de ciertos componentes como motores y cajas de cambios, el movimiento para forzar un límite presupuestario, algo que nivelaría la parrilla, hizo que un número de escuderías, lideradas por Ferrari, amenazaran con formar una categoría por separado.

Los últimos intentos no han tenido resultados, ya que los grandes conjuntos no ven lógico ponerse al nivel de sus rivales económicamente frustrados. Ahora, justo en el área en el que Mosley y la FIA fallaron, Liberty Media quiere triunfar, pues creen que una parrilla nivelada no sólo beneficiará a los equipos, también a los aficionados y por tanto, al deporte.

"No tiene sentido que tengamos equipos que gastan 380 millones de euros. Ese dinero no hace nada por los aficionados. Se derrocha en competir y en tecnología. No tiene una lógica y crea una sociedad de dos clases. El equipo débil debería tener la oportunidad de ganar", ha asegurado una fuente conocedora de los planes de Liberty Media para el diario británico The Telegraph.

Aunque en la F1 ahora se gasta dinero de manera más sensata que antes, es una locura pensar en los recursos que se necesitan para poner en parrilla a dos monoplazas, sobre todo si el objetivo del equipo es luchar por podios.

Mientras que los equipos pequeños darían la bienvenida a un movimiento así, los rivales querrán mantener el status quo y así será siempre mientras que los fabricantes participen en el Gran Circo. Además, establecer un límite sobre el gasto de los equipos es una cosa y vigilarlo es otra. “Lo más difícil de cambiar es la cultura, justo ahora nadie confía en nadie”, ha añadido la fuente al rotativo antes mencionado.

De acuerdo con este diario, el jefe de Liberty, John Malone, es la fuerza que impulsa la propuesta del límite presupuestario, mientras que Chase Carey busca reunirse con los jefes a primeros de 2017 para tratar otros asuntos que le preocupan al nuevo propietario de este deporte, como la simplificación de las reglas.