Pocos eran conscientes de los problemas que Kimi Raikkonen padecía en la espalda desde que en 2001 sufriera un accidente pilotando un Sauber en el trazado de Magny-Cours. Esta temporada, durante el GP de Singapur, este asunto salió a la luz después de que Kimi estuviera a punto de no participar en la prueba dada la intensidad del dolor. Finalmente, el paso por el quirófano se ha convertido en necesario y esto acarreará que Iceman se pierda las dos últimas carreras del año: EEUU y Brasil.

Dada la situación, Raikkonen ha explicado en el diario Turun Sanomat la gravedad de su situación. El campeón del mundo de 2007 ha asegurado que no podía conducir en las condiciones actuales, por lo que creyó que una operación en este momento sería lo ideal para hacer desaparecer estos problemas de una vez por todas. El nórdico, además, ha mostrado su desilusión por no poder ayudar a su actual equipo, Lotus, a alcanzar el subcampeonato en el Mundial de Constructores, el cual está en poder de Mercedes por el momento.

"Estoy decepcionado por no poder participar en las dos últimas carreras y batirme para tener un final y acabar entre los tres primeros por segundo año consecutivo y para ayudar al equipo Lotus en el Mundial de Constructores. Me hubiera gustado seguir, pero el dolor es simplemente muy fuerte. Era impensable subirme al coche teniendo en cuenta mi estado actual. La mejor solución es pasar por una intervención quirúrgica para resolver de una vez y por todas este problema. Con ello, podré disputar la siguiente temporada en las mejores condiciones", ha afirmado Kimi.

Por otra parte, el representante del piloto finlandés, Steve Robertson, ha añadido que "en estos últimos días, el dolor fue tan intenso que Kimi no ha podido pegar ojo sin la ayuda de analgésicos", intentando desmentir los rumores que señalan la decisión de operarse como una excusa para no romper el contrato existente con el equipo de Enstone y así evitar correr los últimos Grandes Premios sin tener que abonar la correspondiente multa.