En la segunda mitad de la temporada 2009, todo fueron buenas noticias para los amantes del automovilismo en Francia. Romain Grosjean debutaría de la mano de Renault tras sustituir a Nelsinho Piquet. El Mundial finalizó con sensaciones amargas y los malos augurios se confirmaron, quedándose sin asiento en 2010.
Esta temporada, con Lotus y tras un año de probador, por fin ha llegado su gran oportunidad. Un coche competitivo y el hecho de medirse a un campeón del mundo como Kimi Raikkonen son alicientes suficientes para demostrar de qué pasta está hecho. En las 16 carreras disputadas hemos podido vislumbrar las principales cualidades del piloto francés. Gran calificador, se muestra ultra competitivo en carrera cuando está inspirado y la máquina responde.
En Bahréin mantuvo un ritmo impecable que tuvo un premio merecido, su primer podio en Fórmula 1. Cuarto en España, llegó a su punto álgido en Canadá, donde logró 'robarle la cartera' a Sebastian Vettel y Fernando Alonso para finalizar segundo, el mejor resultado de su corta trayectoria. Hungría fue para enmarcar, con un Lotus que estaba a la cabeza en cuanto a competitividad, llegando a meta en tercera posición. El Gran Premio de Europa en Valencia fue testigo de un desfallecimiento mecánico cuando luchaba de tú a tú con Alonso por la victoria, una ocasión fallida que en ningún caso emborrona su buen trabajo.
Podio de Grosjean en Hungría
Sin duda grandes actuaciones. Es valiente, agresivo y con osadía suficiente para desafiar a los grandes. Pero, para ello tiene que pasar de la primera curva. Su estreno en Australia dejó un sabor agridulce, con una clasificación extraordinaria que le colocaba en tercera plaza. Sin embargo, sus primeros metros no fueron buenos y un duelo de alto voltaje con Pastor Maldonado le dejaron KO en la primera vuelta. "¡Deberé responder en Malasia!", debió de pensar la promesa francesa. Y así lo hizo, con una salida de videojuego que le situó tras los McLaren, pero el asfalto resbaladizo y la ansiedad arruinaron su carrera y la de un Michael Schumacher que se las prometía muy felices.
Cero puntos en las dos primeras pruebas. La tercera cita tuvo lugar en Shangái, donde el piloto de Lotus partía décimo, con muchos monoplazas por delante que exigen mayor concentración, precaución e improvisación. A punto estuvo de no cumplir ninguna de ellas, puesto que por milímetros y tras una apurada de frenada al límite, consigue esquivar a Alonso en la primera curva. Superado su gran obstáculo, todo fue 'como la seda' y cruzó la meta en sexto lugar.
Dicen que los pilotos de Fórmula 1 alcanzan las doscientas pulsaciones antes de que se apaguen los semáforos. Grosjean debió de sobrepasar las 205 en Mónaco, con una salida muy peligrosa y unos guardarrailes que 'no te pasan una'. La ambición le pasó factura, tocando las ruedas de Alonso y Schumacher y generando una situación de verdadero riesgo. Su carrera apenas duró dos segundos, pero por suerte esta vez sus 'víctimas salieron ilesas'.
La primera vuelta de Hockemheim también tuvo su miga. El caos se apoderó de los metros iniciales y algunos como Nico Rosberg sorteaban obstáculos como si de los 'autos locos' se tratase. Grosjean fue parte activa del enredo, llegando al box con el coche dañado y abandonando prematuramente. Eric Boullier comenzaba a preocuparse…
La gota que colmó el vaso se produjo en Spa. Los pilotos suelen calentar sus neumáticos hasta el último instante y visualizan la salida antes de colocarse en la parrilla. "Atacaré a Hamilton y buscaré el podio a toda costa", pudo ser una de las ideas que recorrió la mente del francés. En Bélgica existe una peculiaridad, todos temen el 'efecto bolos' pero desconocen por completo quien será el protagonista activo de la historia. Esta vez, el piloto de Lotus fue el brazo ejecutor, con un error grave que pudo tener consecuencias trágicas en la figura de Alonso.
Accidente en Spa
Monoplazas de McLaren, Ferrari, Sauber y Lotus saltando por los aires y fuera de combate. Toneladas de fibra de carbono y piezas de última generación convertidas en chatarra. La FIA no tuvo piedad y lo castigó con una carrera de sanción. Tras el purgatorio de Monza, donde vio el Gran Premio de Italia desde el box, se iniciaría la gira asiática. Actuó con discreción en Singapur, pero en Suzuka volvió a perder los estribos.
En su vuelta fatal, 'la primera', colisiona repetidamente con Mark Webber, finiquitando la última obra maestra de Adrian Newey. Las caras de indignación del piloto australiano y de Cristian Horner eran un poema y el RB8 caminaba directo al desguace. Grosjean pediría perdón por segunda vez y Lotus ya no sabía muy bien como defender a su pupilo.
En Corea tocaba respirar hondo y…rezar. Su situación no era sencilla, con todas las miradas apuntándole y la enrevesada primera curva de Yeongam esperando impaciente. Lejos de amilanarse, se tomó su tiempo en los metros iniciales y completó una gran carrera, luchando sobre todo con Nico Hulkenberg y Lewis Hamilton.
Faltan cuatro salidas decisivas y Lotus puede optar al segundo puesto en el Mundial de Constructores, en dura pugna con Ferrari y McLaren. Su equipo no le perdonará nuevos errores, ni tampoco sus rivales que, como Alonso y Vettel, se encuentran en la fase crucial del campeonato.
Su continuidad parece asegurada, aunque los acontecimientos se precipitan muy rápido en Fórmula 1. "Yo he sido mi peor enemigo en algunos momentos del año, pero confío en que podemos dejar eso atrás y seguir adelante", que así sea Grosjean.
