La seguridad en la Fórmula 1 es el tema más importante para garantizar el buen desarrollo de cualquier carrera o entrenamiento de la categoría. Desde hace más de un año, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) trabaja en el concepto de cockpit cerrado para mejorar la seguridad de los pilotos y evitar que se produzcan fatalidades como la que le podría haber ocurrido a Fernando Alonso en el Gran Premio de Bélgica cuando el monoplaza de Romain Grosjean pasó a escasos centímetros de su casco.

Aunque todas las nevas mejoras en la seguridad son bien recibidas, el jefe de equipo de McLaren, Martin Whitmarsh, ha afirmado que tal idea podría suponer un riesgo ya que la cúpula estaría completamente cerrada. En su opinión, los cokpits cerrados no son la solución."Creo que la gente subestima lo que un cockpit debería ser y cómo los cockpits pueden crear una situación peor. Puedes poner esta burbuja de cristal para proteger a los pilotos pero no se puede asumir que, después, sean seguros", afirmaba el británico en Spa-Francorchamps.

Para Whitmarsh, la mayor preocupación es lo que pueda pasar dentro del cockpit cerrado: que el piloto se quede sin visibilidad, que aparezcan líneas en el cristal que dificulten su visión, que el monoplaza vuelque y sea complicado sacarle e incluso que se declare un incendio debido a una avería eléctrica.

La lesión de Felipe Massa en el Gran Premio de Hungría de 2009, cuando un muelle del monoplaza de Rubens Barrichello le golpeó en el casco, y la muerte de Henry Surtees en Brands Hatch tras recibir el impacto de un neumático en su cabeza fueron las causas que llevaron a la FIA a estudiar seriamente nuevas mejoras en la seguridad y a trabajar en el cockpit cerrado para evitar tales infortunios.