Aunque la emoción en la carrera no fue tanta como la esperada, el nuevo circuito estuvo preparado a tiempo pese a las preocupaciones de su diseñador, Hemann Tilke: "Comenzamos el diseño hace cuatro años, pero la construcción comenzó hace dos. Por supuesto que hay que estar preocupado cuando la última capa de asfalto se echa más tarde de lo normal", reconoce hoy Hermann Tilke. "Pero todo funcionó bien y el espectáculo fue el mejor posible", admite aliviado.

La corta historia del circuito indio es ya agitada desde sus inicios: tras una expropiación forzosa de las tierras de los agricultores y ganaderos locales –que amenazaron con boicotear la carrera, aunque finalmente no hubo incidentes destacables–, Hermann se percató de que el terreno era demasiado aburrido: "Cuando vimos las tierras por primera vez hace cuatro años, era una tierra plana. Pedimos a nuestro cliente, el grupo Jaypee, mover la tierra para crear desniveles, para poder diseñar un pista con un carácter especial. Afortunadamente aceptaron".

El resultado fueron toneladas de sólidos removidos para crear subidas y bajadas que han hecho las delicias del público y los pilotos, pero que retrasó aún más la construcción del autódromo. "Queríamos que fuera muy interesante, algo que les gustara mucho a los pilotos. No era un problema logístico, sino de tiempo. Al final, se salió del plazo y resultó ser un gran desafío. Pero la alta tecnología y la calidad estaban ahí… así que las dificultades fueron superadas por el grupo Jaypee", concluye Tilke.