Tenemos un objetivo claro: ganar los campeonatos. Por eso lucharemos desde el principio. También es mi preferencia personal”. Viejos amigos con viejos buenos recuerdos en el baúl. Ahora están dispuestos a revalidarlos.

El regreso de Michael Schumacher no es un capricho. Si un heptacampeón de más de 40 años vuelve a las pistas de la máxima especialidad del automovilismo no es sólo por añoranza, capricho o tentación a la suerte. Schumacher, no. Schumacher es como un tiburón que emerge y está dispuesto a seguir zampándose la carnaza que se le ponga por delante. Aunque esta vez sus aletas no sean rojas, sino plateadas. “Queremos lograr algo juntos”, asegura consciente del buen equipo que guarda sus espaldas: “El plantel que tenemos es algo único, con Ross Brawn y su equipo campeón mundial, con Mercedes y el mejor motor del momento, y queremos aprovecharnos.”

Fue en Monza, en la temporada de 2006, cuando Michael Schumacher, impecablemente vestido de rojo (entonces no concebíamos otro color en su mono), avisó de que sus días en la Fórmula 1 estaban contados. “Tras mi retirada a finales de 2006, estaba muy feliz. Me sentía aliviado y libre. Era bueno para mí estar relajado durante esos tres años.”

Mi energía ha vuelto por completo. He notado que el cosquilleo ha vuelto de verdad"

El año pasado pudo regresar, también con Ferrari, sustituyendo a Felipe Massa, pero fue un anuncio demasiado precipitado. No era su momento. Esta vez, asegura, sí lo es: “Realmente parece que mis pilas se hubieran cargado completamente. Mi energía ha vuelto por completo. He notado que el cosquilleo ha vuelto de verdad y que ahora estoy motivado, porque estoy ansiando competir”.

Es como si nunca me hubiera ido"

El tiburón sólo estaba invernando. Ya ha probado el sabor del asfalto, aunque sólo en un monoplaza de la GP2: “Ha ido mejor de lo que esperaba. Inmediatamente me sentí bien en el coche; era como si nunca me hubiera ido. Me siento extremadamente fresco y en forma. Esa era una de las razonas por las que me sentía tan bien en el coche, en Jerez”.

Deseo con ansias las pruebas de febrero. Sólo entonces volverán completamente los viejos sentimientos"

Pero un GP2 es minucia al lado de un bólido de Fórmula 1. El tiburón tiene hambre y quiere probar cuando antes su nueva arma: “La Fórmula 1 es otra cosa. La fuerza ge es tan alta… Así que realmente no es comparable. Por eso deseo con ansias las pruebas de febrero. Sólo entonces volverán completamente los viejos sentimientos. No puedo esperar para regresar.” Pero tendrá que hacerlo, al menos, hasta el 1 de febrero. ¿El lugar? La pista española de Valencia, en Ricardo Tormo. Si escuchan un ruido chirriante, quizá sean sus dientes afilándose.