Los últimos avances también se ponen del lado de la ley para mejorar la aplicación de esta. Es el caso de los radares de velocidad que tiene instalados la DGT por toda España, y que en un futuro próximo, gracias a tecnología punteras evitarán fallos y mejorarán su efectividad.

Además, esta nueva generación de radares quiere borrar de un plumazo las limitaciones propias de los actuales, como son su precisión y sobre todo, el control de los vehículos en vías con dos sentidos y varios carriles para cada uno.

Como solución a algunos de estas restricciones, un prototipo de sistema de radar fue presentado a finales de 2012 por la Universidad Politécnica de Madrid. Es de tipo interferométrico y permite medir tanto la velocidad de los vehículos como el carril por el que circulan. También acabarían con el problema de los actuales que al detectar a dos vehículos muy próximos no es capaz de diferenciar cuál de ellos es el que ha superado la velocidad máxima

Y eso no es todo, ya que todas estas mediciones se logran a través de un único sistema de radar –con la tecnología actual se necesitarían varios para lograr el mismo resultado-, por lo que el ahorro en términos económicos sería otra de sus bazas.

Además de esta propuesta nacida en nuestro país, existen otros radares en fase de pruebas en diferentes países europeos, con prestaciones sorprendentes. Por ejemplo, en Reino Unido ya se prueba uno que mide la profundidad del dibujo de los neumáticos.

Parece que esto sólo es el principio de una legión de máquinas electrónicas, que harán que los viejos trucos de la laca en la matrícula pasen a la historia.