La gran cantidad de equipamiento electrónico en los coches actuales supone todo un reto para la batería, ya que realiza un gran esfuerzo para dotar de energía a todos estos elementos. Ahora, con la llegada del frío, es uno de los componentes que más sufre los cambios de temperatura y, por ello, conviene revisar su funcionamiento.
Los arranques del motor a baja temperatura suponen un sobre esfuerzo dado que, para encenderse, demanda más energía que sale de la batería. El invierno es la época del año más propensa para que desfallezca porque después del calor llega el frío intenso, circunstancia que acorta su vida útil.
¿La batería del coche tiene mantenimiento?
De hecho el calor del verano suele provocar que se descargue sola, haciendo que los componentes electrolíticos responsables de generar corriente envejezcan más rápido. A eso se añade que, si lleva varios años instalada, es más propensa a descargarse de forma frecuente con el frío, perdiendo así su capacidad de recuperación.
Por eso, tal y como nos recuerdan desde el especialista para el mantenimiento del coche Midas, es imprescindible revisar la batería antes y después del invierno y del verano ya que puede verse afectada por los cambios bruscos de temperatura. No obstante, existen trucos con los cuales es posible minimizar el deterioro.
El primero es revisarla cada cierto tiempo, por ejemplo cada seis meses si ya lleva más de dos años instalada en el coche. Es difícil predecir con exactitud cuánto tiempo aguantará su carga, porque dependerá del consumo eléctrico que efectúen elementos como los limpiaparabrisas, sistema multimedia, iluminación, etc. Según sea el equipamiento de nuestro coche, habrá más o menos componentes que consuman de ella.
Desde Midas señalan que, en función de lo que usemos el coche, lo recomendable es cambiarla cada cuatro años para reducir al mínimo las posibilidades de que su deterioro nos juegue una mala pasada.
Otra buena precaución consiste en mantener los bornes de la batería lo más limpios posible, protegiéndolos con una leve capa de grasa dieléctrica o, en su defecto, vaselina. Esto último retrasa la reaparición de la suciedad y evita el sulfatado de los bornes, un fenómeno que dificulta la salida de la corriente.
Cuándo y cómo se debe cambiar la batería
A priori y sin herramientas especializadas, es complicado saber si la batería ya no está en buenas condiciones. Pero, cuando empieza a fallar, suele dejar como aviso algunos síntomas tales como no conseguir arrancar el motor (o tardar demasiado en hacerlo), escuchar chasquidos durante el arranque o circular con el coche un buen rato y no lograr recargarla.
Por supuesto, si al abrir el capó apreciamos que está deformada y presenta corrosiones, es imperativo retirarla de inmediato del vehículo, tomando de paso todas las precauciones necesarias para evitar entrar en contacto con el líquido corrosivo que hubiera podido fugarse de su emplazamiento.
Llegado el momento del cambio, para saber de qué tipo es debemos fijarnos en sus características: tensión (V), intensidad de entrega (ah), intensidad de arranque en frío (A) y dimensiones. Todo esto nos lo dirá la pegatina de su parte superior, y tendremos que memorizarlo para poder adquirir una nueva que debe ser idéntica.
La ubicación normal de las baterías está bajo el capó en el vano motor, si bien dependiendo del modelo de nuestro coche es posible que se encuentre debajo del asiento trasero o, incluso, en el maletero. A la hora de desmontar la vieja, lo haremos quitando primero el borne negativo. Y al revés, cuando instalemos la nueva conectaremos primero el borne positivo y, después, el negativo.
Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.
