El mundo de la carreras de aceleración en el cuarto de milla tiene modelos de toda clase. Están los deportivos de serie que no necesitan ningún retoque para ser rápidos en pista, luego los compactos más veteranos y aparentemente inofensivos cuyos motores han sido estrujados hasta convertirse en auténticos lobos con piel de cordero y luego por último están esos proyectos verdaderamente especiales capaces de convertir hasta el coche más humilde en un dragster en miniatura.
Este Mini Cooper de 1965 es de los terceros, se trata de un modelo que no solo equipa unas ruedas mucho más adaptadas a una pista de drag race y que incluso salen de la propia carrocería, sino que incluso equipa un nuevo motor de alto calibre en la parte trasera de su cabina.
ADN japonés en formato Mini
Y es que el bloque que encontramos instalado en una posición central trasera en su interior es nada menos que un motor K20 turboalimentado de cuatro cilindros en línea como el empleado en los Honda Civic y que en este pequeño Mini Cooper es capaz de rendir la friolera de 900 CV de potencia que se suman a un peso de tan solo 771 kg tal y como se explica en este vídeo donde podemos verlo en acción en el cuarto de milla.
Estas cifras traducidas a la pista convierten a este Cooper con motor Honda central en un auténtico misil de bolsillo capaz de salir disparado en un parpadeo y merendarse a sus rivales, tal y como muestra este vídeo de That Racing Channel, que también permite ver los principales detalles de su interior y su motor, que destaca por su compacto tamaño.
Especializado en el mundo del motor, la competición y la tecnología, Antonio Ramos Ochoa es redactor de Car and Driver. Se comenta que antes de bajarse del carro ya iba diciendo el nombre de los coches que iba viendo por la calle. Unos cuantos años después sigue hablando de una de sus pasiones aquí. Aficionado al Motorsport, el cine, videojuegos y la historia, incluso se desfoga de vez en cuando al volante de un kart o un simulador.
