Algunos rumores insinúan que el presidente de la FIA, Jean Todt, querría volver a ver a Michelín en la Fórmula 1, pero la marca francesa sólo regresaría para enfrentarse a otra marca de neumáticos y Pirelli no está dispuesta: quiere seguir siendo la única marca suministradora de neumáticos para la F1.

Paul Hembery asegura que no es sólo por negocios. "Es un problema de seguridad", afirmó en declaraciones a Globo Esporte. "Las empresas de neumáticos irían más allá de los límites de seguridad, porque así es cómo se consigue rendimiento. Ya vimos lo que pasó en Indianápolis".

Hembery se refiere al polémico Gran Premio de Estados Unidos de 2005 en el que los monoplazas equipados con neumáticos Michelín se retiraron antes de darse la salida por problemas con el piso oval del circuito. Tras duras horas de negociaciones y polémicas infructuosas, la carrera empezó con apenas seis monoplazas en la parrilla de salida.

"No creo que sea bueno para los proveedores y ciertamente no es bueno para esta categoría. Significa millones gastados para ser medio segundo más rápido, y aun así no se demuestra que se tiene el mejor neumático, porque al final los que ganan son los equipos. No tiene sentido".

Para Paul, la Fórmula 1 tiene que olvidarse de una guerra que no interesaba a nadie, que nadie recuerda realmente ni nadie quiere revivir: "Nadie puede recordar qué neumático llevaba cada coche cuando existía la guerra de neumáticos, porque todo el dinero se gastaba en unas prestaciones que el público no veía. Todos los equipos con los que he hablado no lo quieren. Lo consideran una pérdida de dinero en un área que no pueden controlar. Veremos si cambian las reglas. Si cambian, consideraremos qué hacer. Los equipos definitivamente no están interesados", insiste.