Las siglas STI siempre han estado asociadas a una firma con sede en Japón que lleva por nombre Subaru. El automóvil que deslumbró a medio mundo con sus victorias en el mundo de los rallyes dejó un gran legado dentro de la compañía ya que su plataforma fue utilizada por otros vehículos completamente diferentes a aquel Impreza de primera generación, tanto que el mejor ejemplo lo tenemos con el Forester. Pensado para acomodar a toda la familia y ofrecer unas aptitudes dinámicas muy elevadas tanto en la carretera como, especialmente, fuera de ella, el 4x4 ha ido evolucionando a lo largo de todas sus generaciones, hasta llegar a la quinta que nos ha acompañado durante estos últimos días.

Subaru Forester EcoHybridpinterest
Subaru//Car and Driver

Con respecto a sus antecesores hay una gran diferencia, y no hablamos del diseño ni sus entresijos más técnicos, sino de la arquitectura modular sobre la que se apoya, es decir, la conocida como SGP (Subaru Global Platform). Gracias a su presencia el Subaru Forester se abre al mundo de la electrificación, incluyendo una versión híbrida de cuyos detalles hablaremos posteriormente, además de ganar en habitabilidad pues con respecto al modelo anterior su distancia entre ejes se ha incrementado en 3 centímetros, y lo mismo ocurre con un maletero que es capaz de ofrecer 1.779 litros de volumen total (por los 1.564 de la generación anterior). Y todo ello manteniendo la esencia de este modelo y unas señas de identidad inherentes a la marca, como la tracción simétrica permanente y el motor bóxer.

Todocamino de verdad

Si hablamos del resto de cotas también encontraremos diferencias ya que el 4x4 japonés ahora presenta unas dimensiones de 4,62 metros de largo por 1,81 de ancho y 1,73 de alto, lo que se traduce en una ganancia de 15 y 20 mm en su longitud y anchura, con una ligera reducción en su altura de 5 milímetros. Todos estos cambios tienen su origen en el rediseño de una carrocería que, aunque no ha cambiado mucho con respecto a su antecesor, sí que permite diferenciarse fácilmente si uno se fija en los grupos ópticos o en los paragolpes, así como en unas llantas de 17 pulgadas —que calzan unos neumáticos 225/55 R17—como las que luce nuestra unidad de pruebas.

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Al adentrarnos al habitáculo apreciamos un gran cambio en el diseño del salpicadero, pero antes de sentarnos notamos también una gran facilidad a la hora de acceder al interior y es que sus grandes puertas se abren prácticamente en un ángulo de 90 grados. Una vez dentro, el conductor puede disfrutar de un espacio muy amplio y de un entorno lleno de luz propiciado tanto por la presencia del techo solar —la apertura de la cortina es manual— como de las generosas dimensiones de las ventanas laterales y de la luna frontal. Todo ello repercute en la marcha y es que desde este puesto de conducción elevado es mucho más fácil contemplar todos los detalles de la vía y del resto de vehículos que la transitan.

Desde las plazas delanteras el conductor se encuentra con unos mandos bien colocados, aunque en un comienzo estos pueden resultar algo confusos y lo mismo ocurre con los diferentes menús a los que tenemos acceso desde los botones del volante. La información relevante de la conducción se muestra en una pequeña pantalla situada en la parte central del cuadro de instrumentos con esferas analógicas, por cierto. Una más, ubicada en la zona superior del salpicadero, supone otra de las grandes novedades del interior del Forester en esta quinta generación junto con la pantalla multifunción que se ubica justo debajo, de 8 pulgadas, táctil y compatible con Android Auto y Apple CarPlay. No obstante, sus menús pueden resultar algo anticuados.

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Tanto en el panel situado a la izquierda del salpicadero, como en la parte superior del techo, se encuentran unos botones que permiten activar y desactivar algunos de los asientes a la conducción que presenta el Subaru Forester tales como el de mantenimiento de carril y el de frenada automática de emergencia. A los pocos metros de iniciar la marcha el conductor se da cuenta de su presencia ya que resultan bastante intrusivos, por lo que en muchas ocasiones tendemos a desactivarlos. El complemento ideal es el denominado EyeSight, el cual monitoriza en todo momento a la persona que está a los mandos a través de unas pequeñas cámaras situadas en la pantalla superior que preside el habitáculo. Si esta desvía la mirada de la carretera durante más de 4 segundos, el sistema alertará con un pitido de tal distracción. Además, al acomodarnos en el puesto de conducción, el coche es capaz de reconocernos y configurar los asientos y los espejos retrovisores según nuestras preferencias, establecidas previamente.

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Desde las plazas traseras todo es comodidad y espacio, ya sea para las rodillas, los hombros y la cabeza, con unos asientos que presentan un mullido blando y unos acabados muy bien rematados, así como un respaldo que nos permite ajustar su posición. Estos se pueden abatir muy fácilmente con tan solo pulsar un botón al que tendremos acceso desde un maletero con una amplia boca de carga y un plano muy elevado. Además, éste vela por nuestra lumbar al no tener que agacharnos más de la cuenta para almacenar y extraer los distintos bultos y presentar un plano de carga plano, bajo y adecuado. Y hablando de guardar y sujetar objetos, no podemos pasar por alto un escalón muy apropiado que encontramos al abrir las puertas traseras, justo en la parte lateral, pensado para acceder a la baca del techo con suma facilidad.

Híbrido por primera vez

Una vez comentado todo esto es hora de hablar de otra de las grandes novedades de este Forester EcoHybrid. Tal y como indica su nombre, estamos ante una versión híbrida convencional, es decir, aquella que no necesita obtener energía eléctrica de la red, pues esta procede del motor bóxer gasolina de cuatro cilindros. Al escuchar esta denominación uno puede pensar que se trata de un vehículo que puede circular con dos tipos de propulsión diferentes y así beneficiarse de la conducción silenciosa que proporcionan este tipo de mecánicas. En la práctica esto es así, pero no tanto como esperábamos.

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Al iniciar la marcha y contemplar el flujo de energía en la pantalla situada en la parte superior del salpicadero, nada hace presagiar que el sistema de propulsión se iría a comportar más como un vehículo mild-hybrid que un híbrido convencional. Decimos esto por la autonomía y el tipo de circunstancias que se tienen que dar para que el coche se mueva únicamente con la unidad eléctrica. Si nos lo proponemos podemos conseguir que incluso alcance los 45 km/h sin utilizar el propulsor térmico, pero nos exige ser extremadamente cuidadosos con el acelerador, no encontrarnos con ningún vehículo detrás nuestra y disponer de una vía bastante larga pues al mínimo descuido, el bóxer cobra vida. Es decir, si el conductor circula con normalidad, casi siempre estará en funcionamiento el bloque de gasolina aunque con el apoyo puntual del eléctrico.

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Si algún tipo de pendiente se interpone en nuestro camino, por mínima que sea, el motor eléctrico no querrá saber nada y únicamente se limitará a ayudar al térmico en las labores de propulsión. Es aquí donde cobra más sentido la hibridación del Forester ya que, al ofrecer únicamente 17 CV y 66 Nm, la mejor labor de la unidad de imanes permanentes es la de complementar al bloque de gasolina y tratar de ajustar los consumos de combustible de este. En realidad, al no disponer de un botón que active el modo EV, todo esto que describimos era de esperar.

No obstante, la presencia del motor síncrono y de la batería de iones de litio —cuya capacidad es de 0,57 kWh— hace que el Forester reciba la etiqueta ECO de la DGT, por lo que moverse por el centro de la capital no es ningún problema sino todo lo contrario, una ventaja importante, aunque claro, debemos tener en cuenta sus grandes dimensiones a la hora de maniobrar. Ah, y no podemos olvidar que Subaru ha velado por la seguridad de los viandantes al introducir un sistema acústico que alerta de la presencia del Forester mientras se mueve en modo eléctrico.

El motor bóxer se comienza a disfrutar a partir de las 4.250 vueltas.

La transmisión de variador continuo funciona muy bien en este tipo de conducción urbana, ya que suena mucho menos que otras cajas de cambios con estas características y su funcionamiento tanto al iniciar la marcha como a velocidades bajas es bastante suave. Simula la presencia de siete relaciones fijas y ofrece unas pequeñas levas detrás del volante para un manejo secuencial. Donde realmente se deja notar es en carreteras secundarias, al realizar adelantamientos y en conducción dinámica, pues revoluciona demasiado el motor bóxer y el sonido se hace patente en el habitáculo.

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Con respecto a este último, cabe destacar que cubica 2.0 litros y ofrece 150 caballos entre las 5.600 y las 6.000 rpm, con un par máximo de 194 Nm a 4.000 vueltas. Esta cifra resulta algo discreta para un propulsor como este pero debemos tener en cuenta que no recurre a la sobrealimentación, aun así, el Forester se mueve con cierta soltura y los 1.731 kilos nunca son un problema. A la hora de pedir el máximo esfuerzo al cuatro cilindros, la respuesta a bajo régimen no es notoria y habrá que esperar a superar las 4.250 revoluciones para descubrir lo mejor de esta mecánica, pues es a partir de este régimen cuando el bóxer comienza a disfrutar.

El 4x4 japonés no hace feos a las carreteras de curvas y es que, aunque el conductor nota sus inercias, la suspensión —columna McPherson delante y paralelogramo deformable detrás— se encarga de contener bastante bien la carrocería y adentrase en los giros de una forma notable mientras que su dirección de asistencia eléctrica nos mantendrá alerta del grado de adherencia que tenemos bajo sus neumáticos. No es un coche que presuma de su gran agilidad pero dadas sus dimensiones, no hay nada que reprochar en este sentido.

En cambio, si decidimos imprimir un ritmo suave, salta a relucir su comodidad y el acertado mullido de los asientos, con un equipo de frenos que responde a la perfección y ofrece una gran capacidad de detención en cualquier circunstancia.

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Familiar y realmente aventurero

Pero claro, no sería un Subaru sino tuviera el conocido sistema de tracción simétrica de la compañía. Al utilizar el término ‘simétrico’ uno puede confundirlo con el reparto de energía entre los dos ejes, pero en realidad hace referencia a la distribución de pesos. Con su presencia el conductor siempre tiene ese plus de seguridad y motricidad que te da la tracción permanente a las cuatro ruedas, más si cabe cuando nos adentramos en el terreno que mejor encaja con el Forester, es decir, el campo. Es aquí donde entra en juego el X-Mode, que a través de sus dos programas disponibles ofrece la mejor solución para afrontar superficies con nieve, barro, hielo o arena, sorprendiéndote gratamente por el tipo de desafíos con los que este 4x4 es capaz de lidiar.

La capacidad todoterreno del Forester impresiona, muy superior a la mayoría de los SUV

En este punto nos volvemos a acordar del motor eléctrico, pues al activar cualquiera de los modos mencionados no solo se desactiva el control de tracción, sino que esta unidad de imanes permanentes se configura para aportar su máximo rendimiento desde el comienzo y así afrontar todo tipo de dificultades de una forma más suave y sin recibir tirones al acelerar. En resumidas cuentas, con poco recorrido del acelerador se consiguen superar baches y obstáculos fácilmente. Además, a la hora de descender pendientes, siempre contaremos con la ayuda de un asistente específico para estas labores, encargado de gestionar el freno y mantener la velocidad.

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Y para terminar, traeremos de vuelta una vez más al propulsor eléctrico, en esta ocasión para hablar del consumo. Su tarea en este sentido es algo complicada ya que reducir el gasto medio de un coche que supera los 1.700 kilos y que cuenta con tracción total permanente no es nada fácil. Tras realizar cientos de kilómetros a los mandos del Forester no podemos decir que haya fracasado en su propósito pero sí que esperábamos algo más de un coche catalogado como híbrido. Durante todo este tiempo el consumo medio, mezclando diferentes tipos de carreteras y pistas de tierra, ha sido de 8,4 litros a los 100 km, si bien en trayectos cotidianos mezclando ciudad y carretera a un ritmo normal, logramos rebajar esta cifra hasta los 6,8 litros.

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En definitiva...

El Forester EcoHybrid se presenta como una alternativa muy interesante para todo aquel que quiera disfrutar de aventuras alejadas de la carretera pero que no renuncia a adentrarse en la ciudad, especialmente gracias a su buena maniobrabilidad y a tener libre acceso al centro. Además, siempre contaremos con la garantía de disfrutar de su notable comportamiento en cualquier terreno y en compañía, porque su gran habitabilidad y comodidad de marcha harán que sea muy difícil rechazar una invitación. ¿Su precio? 37.150 euros para nuestra unidad de pruebas, en el acabado Executive Plus, si bien de serie lo tienes con esta mecánica desde 34.400 euros –descuentos aparte– que en un vehículo de su tamaño, calidad, versatilidad y potencia –150 caballos– da como para pensárselo.

A favor: Espacio interior, confort en marcha, aptitudes off-road
En contra: Consumo, modo EV, sin navegador en España