Monza ha vivido épocas doradas para los aficionados de Ferrari, especialmente en la época dominadora de Michael Schumacher en la que abarrotaban el trazado italiano tiñéndolo de un rojo intenso. La asistencia más alta de la que se tenía constancia ocurrió en el año 2000, cuando la Fórmula 1 consiguió congregar en un mismo fin de semana a 161.500 personas.

Dicha asistencia se ha batido este fin de semana con la presencia de nada menos que 185.000 espectadores, especialmente llamativo debido a la incertidumbre climática vivida durante la jornada del viernes y el caos de la jornada del sábado. Dicha asistencia supone un incremento del 32,8% en comparación con las cifras de 2016, potenciados por la mayor igualdad entre Mercedes y Ferrari y por el hecho de que Vettel llegase líder del mundial, todo ello en el marco de la celebración del 70 aniversario de la marca.

El jueves, día sin actividad en pista, fueron hasta 12.000 los tifosi que se acercaron a los eventos organizados por la Fórmula 1. El viernes se acercaron a Monza un total de 34.000 aficionados, subiendo a 46.000 en un sábado extremadamente pasado por agua, batiéndose finalmente todos los records el domingo, con un brillante sol en el cielo y donde la asistencia alcanzó los 93.000 aficionados.

Ross Brawn tampoco quiere olvidar el evento celebrado el jueves por la noche, el ‘Milano Drivers Parade’, que permitió acercar la Fórmula 1 a la gente con la presencia de vehículos históricos y algunos pilotos. Por su parte, Sean Bratches admitió ser la primera vez que asistía a Monza, quedando gratamente sorprendido por la pasión de los aficionados al tiempo que quedó muy contento por la gran mejora de la asistencia que está experimentando la Fórmula 1.