Fernando Alonso acudía cada mañana a la escuela como ningún otro niño. Tenía que ir del puente hasta el poste en el menor tiempo posible, ¿sus objetivos? Mejorar sus tiempos en cada sector y vencer a su abuela, que le llevaba al colegio cada día.

Tenía que ganarla, ¡cada día! No suena muy amable, ¿no?”, compartía el bicampeón en la web de McLaren.

Esto le hace parecer muy competitivo desde pequeño y es que todo es una competición para el español. “Necesitas no tener corazón. No tienes que ser el enemigo de otro piloto pero te tienes que centrar en ganar. Si puedes hacerle daño a alguien si le sacas ventaja, eso es incluso mejor”, ha añadido.

No obstante, no es ese amor por la competición lo que explica que Alonso aún esté en F1. “No, soy competitivo y la competitividad es importante en la F1 pero no piloto por la competición. La tengo en otras áreas de mi vida, como con la bici, el tenis o al correr más que mi madre en el supermercado. La razón por la que corro en F1 es porque los coches me dan un sentimiento que no puedo lograr en ningún otro sitio. Son únicas”, ha reconocido.

Por si alguien no está familiarizado con este sentimiento, aquí van algunos apuntes que ayudarán a imaginarlo: el MP4-31 produce más de 900 CV, llega a los doscientos kilómetros por hora en menos de seis segundos y supera las 7 G de fuerza al frenar. Si se combinan todos esos riesgos juntos, ya se sabe la razón por la que Alonso está en F1.

Es difícil explicar el sentimiento porque nada se acerca a la F1. Tu cerebro tiene que reiniciarse cada vez que te metes en el coche porque las cosas pasan muy rápido. Si no has pilotado un monoplaza de F1 durante unas semanas, el nivel de rendimiento te pilla por sorpresa. Practico karting para disfrutar de la competición, piloto en F1 por este sentimiento. Los estilos de pilotaje en karting y en la F1 son bastante similares, pero nada inesperado pasa en un kart. A tu cerebro nunca le sorprende nada. Puedes predecir todo lo que tu kart va a hacer. Así no pasa en la F1, pues te sorprendes todo el rato. Cuando frenas, tu cerebro tarda dos décimas en reaccionar. Es una sensación buena, ese es el sentimiento”, ha comentado.