La evolución técnica de la Fórmula 1 en el 2014, vió la introducción de unidades de potencia V6 híbridas, objeto de mucho debate entre los aficionados más acérrimos de este deporte. Criticadas por su bajo y sordo sonido, además de su sofisticación, han llevado al dominio del equipo Mercedes y las unidades V6 son ahora percibidas por Bernie Ecclestone como la maldición del Gran Circo, una que a sus 84 años de edad, le gustaría deshacerse de ella lo antes posible.

Pero pasar de nuevo a los V8, sobre todo en tan poco tiempo, conllevaría enormes costes para los fabricantes de motores, que han invertido fuertes sumas en los nuevos propulsores, en momentos en que el deporte está reflexionando la manera de ahorrar gastos.

También, enfrentándose al libro de reglas técnicas, estos motores se fijaron teóricamente hasta el año 2020 y cualquier cambio requeriría del consentimiento de todos los equipos. Aún así, Ecclestone estaría dispuesto a eludir la aprobación del grupo y hacer cumplir el cambio, no importa cómo.

"No creo que debamos tener el consentimiento de los equipos", asegura el supremo jefe de la F1 al diario The Independent. "Creo que deberíamos hacerlo diciéndoles: 'Si no te gusta, puedes ir al tribunal de arbitraje'. Podríamos conseguir volver a los V8 el próximo año. Se pueden construir en cualquier momento por lo que deberíamos hacerlo", expone el británico.

No hay duda que con el regreso de los motores V8, se nivelarían las prestaciones facilitando el acceso a un suministro de motores y tal vez incluso alentando a nuevos equipos a entrar en la categoría, pero también esta elección sería apartar a la Fórmula 1 de los desafíos técnicos consagrados, por la alta evolución de los propulsores híbridos.

"Este motor no debería haber sido tan complicado, para ser honestos. Sólo cuando los ingenieros se apoderaron de ellos, es cuando se hicieron tan complejos. El producto no se ajusta a los propósitos", concluye.