Suzuka, en sus 5.807 metros de eses, rectas largas y curvas a fondo, alberga grandes tesoros de la Fórmula 1 desde que se estrenara un 1 de noviembre de 1987. Esa tarde marcó un antes y un después en la historia del equipo McLaren, ese mismo que hoy se arrastra por las pistas de medio mundo en busca de un ritmo que parece perdido en otra dimensión. Stefan Johansson, predecesor sueco de Marcus Ericsson, ahora piloto de Sauber, logró el 54º y último podio de un McLaren con motor TAG diseñado por Porsche. Curiosamente era un V6 Turbo que había debutado por vez primera cuatro años antes. Este fin de semana, Honda llega a casa en el interior del MP4-30 envuelto en una continua polémica que no tiene solución a corto plazo.

El descalabro de Mercedes en Singapur ha devuelto a la tierra a una escudería que, por méritos propios, lleva reinando en la categoría desde 2014. Los anglo alemanes no dieron espacio a reponerse del dominio Red Bull-Vettel y quieren instaurar el suyo propio con Lewis Hamilton como capitán. No obstante, supone, por ahora, una pequeña piedra en un camino que puede retomar su senda victoriosa este mismo fin de semana. Siete días después del desastre. Siete días después de volver a la tierra y mostrarse humanos, susceptibles a fallar, como el resto. No obstante, el gran colchón, fruto del dominio aplastante desde marzo, hace que otro tropiezo pueda sin hacer saltar todas las alarmas.

Aunque Nico Rosberg no debe pensar lo mismo. Tras el GP de Singapur su segundo puesto en el Mundial, a 41 puntos de su compañero de equipo, se ve amenazado por Sebastian Vettel y su Ferrari. Solo ocho puntos de diferencia y seis carreras por delante. Las mismas que le quedan a Red Bull con Renault como motorista. Los austriacos llegan a Suzuka con el runrún de fondo de la temporada que viene. No tienen suministrador para 2016. Y no quieren ser 'equipo cliente' de nadie. Han llegado a amenazar con retirar a su dos escuderías de la categoría, pero el panorama no pinta bien para los de Mateschitz: ni Mercedes ni Ferrari quieren que se haga sombra a sus respectivos equipos principales.

Suzuka, al que se darán 53 vueltas este domingo, es un circuito de alta exigencia aerodinámica y mecánica. Algunos lo comparan, por sus características técnicas, con Montmeló. Ambos son trazados donde solo un monoplaza completo puede optar a la victoria. Recordar la historia del circuito nipón solo puede llevar a épocas gloriosas. Recuerda a 130R. Recuerda a duelos fratricidas en McLaren entre dos grandes dioses de las carreras. Hace añorar otros monoplazas que demandaban más de los pilotos, que les hacían llegar al límite en cada curva. Huele a tardes animadas por una hinchada inigualable, fanática, aficionada. Hace añorar, y mucho, a Michael Schumacher, hoy postrado en la cama por un accidente de esquí; ayer rey de Suzuka, como de tantos otros escenarios.

Y en mitad de estos recuerdos y leyendas de antaño, de cuando la Fórmula 1 no era puesta en duda, de cuando todo campeón recibía su reconocimiento, la temporada 2015 juega sus últimas manos en una partida de cartas cuyos líderes tienen marcadas. Hamilton y Rosberg son los principales candidatos al título -solo una debacle absoluta de Mercedes podría dar opciones a Vettel- pero aún quedan 150 puntos en juego y hasta Kimi Räikkönen, que no ha ganado en todo 2015, tiene opciones. 2.226 cambios de marcha en carrera, el 65% de la vuelta con el gas a fondo y 900 metros de recta antes de llegar a la chicane de la curva 16. 18 curvas y nueve puntos de frenada. Lluvia en el horizonte con posibilidad de chubascos todos y cada uno de los días. Y en el recuerdo, porque en el mismo escenario hace un año, de manera terrible, comenzó a irse una de las grandes promesas del automovilismo de los últimos tiempos, la tarde del 13 de octubre de 2014. Suzuka. Sin aditivos.

La estrategia

Pirelli no ha querido arriesgar y ha optado por el medio (blanco) y el duro (naranja) para este fin de semana. Aunque los intermedios (verdes) y los de lluvia (azules) van a participar de la fiesta según las previsiones meteorológicas consultadas. El neumático soporta altas cargas en curvas rápidas como la 130R y esto lleva a un sobrecalentamiento de la banda de rodadura, por ello los italianos han optado por los dos compuestos más duros de su gama. Suzuka suele tener un asfalto abrasivo, lo cual el reciente reasfaltado no parece haber cambiado, y depara un desgaste y una degradación elevados.

La diferencia entre el medio y el duro ronda los 0,7 segundos y la estrategia de 2014 no es significativa, o sí si llueve, dado que el ganador, Hamilton, utilizó los neumáticos de lluvia e intermedios en sus tres paradas. El safety car tiene un 60% de probabilidades de hacer acto de aparición y, como comprobamos este pasado fin de semana, puede cambiar el devenir de las carreras de muchos. Solo una zona de DRS estará habilitada: en la recta de meta. El pitlane de Suzuka tiene 400 metros de largo y en él se pierden alrededor de 23 segundos. Solo en cuatro ocasiones ha ganado algún piloto que saliera más allá de la primera línea de parrilla, por lo que la pole del sábado adquiere especial relevancia.

Las estadísticas

Schumacher (6) es el piloto que más victorias ha cosechado en Suzuka. De los que siguen en activo, solo Sebastian Vettel ha ganado más de una vez (4). Ferrari y McLaren empatan a siete victorias como constructores y Renault (9) aventaja a los italianos (7) como motorista. En la clasificación del sábado, Schumacher también es el rey: ocho pole position. De nuevo, Vettel es el único que ha repetido en estas lides (4) frente a Felipe Massa y Rosberg que son los otros dos pilotos en activo que han logrado un mejor tiempo de clasificación en Suzuka.

Ferrari (9) es la escudería que más primeros cajones de parrilla ha cosechado, frente a los cinco de Red Bull y los cuatro de McLaren y Williams. Renault (10) aventaja a los italianos (9) en cuanto a motoristas.

En 2014…

Jules Bianchi se estrelló contra la grúa que recogía al Sauber de Adrian Sutil en la curva 7. La tragedia comenzó a escribirse aquella tarde lluviosa en Japón. El piloto francés era hospitalizado en el Universitario de Mie con pronóstico crítico. La Fórmula 1 vivía una tarde negra que no se había repetido desde el adiós eterno de Ayrton Senna en 1994. 20 años después, la historia se repetía. Hamilton logró su 30ª victoria en la categoría y, probablemente, la más desgraciada de todas.

La bandera roja ondeó en la vuelta 44, tras una carrera que se había retrasado durante 25 minutos tras darse la salida bajo el coche de seguridad. Rosberg mantenía su pole en los primeros compases y Jenson Button jugaba sus siempre arriesgadas cartas para montar los intermedios y ascender a la tercera posición una vez todos hubieron parado. Con los neumáticos de lluvia, los dos Mercedes habían llegado a rodar cinco segundos más rápido que el resto.

Los intermedios, en cambio, no favorecieron a los de Toto Wolff, y vieron cómo los Red Bull se 'merendaban' a los Williams e iban a por la caza del Top 3. En la vuelta 28 y tras un acoso de varios giros en el que falló en la frenada de la curva 1, Hamilton daba buena cuenta de Rosberg, dejando claro que no estaba dispuesto a concesiones. En la 44 la carrera concluía. No había sonrisas en el podio. Vettel acompañaba a los Mercedes. Todo el mundo acompañaba a Bianchi en su lucha por vivir.