Desde que la formación de Gene Haas ingresó en la Fórmula 1 en la temporada 2016, esta siempre recibió la ayuda de Ferrari. Del mismo modo, Alfa Romeo estrechó lazos con los italianos en el último lustro. Aunque cada vez parece más evidente el distanciamiento entre ambas marcas, sobre todo en 2022.

Alfa Romeo quiere valerse por sí misma

La clásica escudería con sede en Hinwil y recién renombrada como ‘Alfa Romeo F1 Team ORLEN’, continúa en su proceso de independizarse de los suministros de Ferrari. El equipo de Frédéric Vasseur posee unas intenciones claras: conseguir ser un constructor libre de ayudas provenientes de otras empresas y, si fuera necesario, ser vendida a otra entidad con un valor de mercado superior, tal y como persiguió Andretti a finales de 2021.

Este principio de autonomía lo lleva aplicando Alfa Romeo desde hace varios años. No tanto en el vínculo con Ferrari para impulsar a sus jóvenes pilotos, sino más bien a la hora de crear sus coches desde un enfoque totalmente distinto en la fábrica.

La estructura suiza suma varias campañas desarrollando la parte frontal de su monoplaza y su propio sistema de refrigeración de manera independiente a pesar de contar con la unidad de potencia del Cavallino. Bien, pues ahora el siguiente paso que pretende dar Alfa Romeo es apostar por una evolución trasera atrevida y única, incidiendo principalmente en una especificación propia de la suspensión trasera, según informa Piergiuseppe Donadoni.

Dicha interpretación se estaría aplicando en el nuevo C42 que se presentará el próximo 27 de febrero tras los test de Barcelona. La nueva filosofía de Alfa Romeo supondría grandes modificaciones en el área de la transmisión, aunque seguiría sirviéndose parcialmente de los conceptos evolutivos del F1-75.

Alfa Romeo ha acostumbrado a sorprender en cada pretemporada con diseños arriesgados. Un contraste notorio con la filosofía de Haas, que se ha mantenido muy ligado a Ferrari en los aspectos técnicos del monoplaza hasta la actualidad. Veremos si la nueva apuesta de la formación italo-suiza catapulta a Valtteri Bottas y a Guanyu Zhou en la clasificación o, si por el contrario, se hunden en el primer año de la nueva era de la F1.